jueves, 29 de noviembre de 2012

Piña

Y sabes que siempre fui de lágrima fácil, de beso largo y de angustia profunda. Soy el primero en decirte que no debes preocuparte, pero el último de los dos que dejará de hacerlo.
Y es que hoy sólo me apetece llamarte y decirte que hace tiempo que estoy roto, pero quizá me falten las palabras, me den igual las consecuencias o me sobren llantos.
Y hoy no me importa que me apuntes, pero, por Dios, dispara. Si yo sólo vine con diez dudas y en lugar de respuestas amplias el conocimiento sobre lo que necesito saber... Sólo vine aquí a hablar de qué pasó en un pasado, pero hoy se me presenta como una bailarina abierta de piernas, un pie ayer, un pie mañana, pero su en su cara se marca el esfuerzo de lo que va pasando hoy.
Y sólo quería un punto firme en la razón, pero vuelvo a ser débil por el dichoso sentimiento.
Pero he aprendido en curas de paciencia, calma y sosiego, ya nada va a alterarme, ¿qué estoy roto por dentro? bueno, déjame con mi holocausto, a este genocidio sentimental invito yo que acabo de cobrarme un par de miradas
Sabes que no tengo ganas de sonreír hoy, pero por ti haré una excepción, que las mañanas sin sol al menos las cubran tus aromas, y que lo putefracto de lo que no llegará pueda limarse un poco cuando llegué el olor a chocolate
La piña sigue aquí, un poco más rota, igual de ácida, igual de dulce... Con la misma corteza, con la misma hostilidad y con la misma sensibilidad

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