miércoles, 21 de noviembre de 2012

Relatos breves

Y no hay vetas más ricas que las que marca una espalda, ¿y no sabías que la piel provoca cariño?
Para qué vamos a matarnos otra vez cuerpo a cuerpo, si las miradas sobrepasan el soslayo, los brillos se clavan en momentos furtivos y mis ojos no se atreven a abandonarte... Supongo que sólo obedecen al raciocinio que decidió desertar cuando yo pedía guerra a lo que decían los sentimientos.
Y no habrá estrellas por la mañana, y no habrá lástima ni coacción, no habrá agobios ni sinrazón. Pues somos seres nuevos, cuerpos moldeados de los deshechos que cayeron cuando nadie miraba.
El pelo se deja de rogar, pero yo no puedo llegar, pues la vergüenza y tu piel propusieron una tregua que sólo en la lucha de aromas se puede saltar.

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