viernes, 26 de abril de 2013

Carta entre Ardilla y Tortuga I: El bosque eclipsado

Cuando las lágrimas colapsan un corazón, cuando los gritos encharcan un alma, cuando tú mismo eres el mejor sitio para huir, cuando los terroristas sentimentales tratan de dar coherencia a tu forma de vida... Cuando la música suena demasiado alto y tú sólo necesitas pensar...
Que si no hay mejor sonido que tus te quiero contra mi pecho, ¿por qué nos empeñamos en poner silencio de banda sonora?. ¿Y si nos inmolamos sonriendo mientras los demás silban alegres porque ha llegado la Primavera? ¿Y si no nos gusta la claridad y lo sombrío se hace un lugar tranquilo donde dormir y acallar las culpas que nunca supimos tener como propias?
 Pero bueno, rompamos el cliché de que los escritores deben escribir a su tristeza para estar contentos, no, hoy toca escribir de cuando fuimos felices, estás serán las batallitas que contemos cuando seamos viejos: "Oye niño, ¿tú sabes que fui feliz, y que ahora no lo soy?
Hoy nos toca arder bajo el sol, hoy nos congelaran las miradas, hoy esos ojos me hacen especialmente vulnerable. Entonces llega la hora de pensar una fábula que lo ilustre:
Hubo una vez, antes de que los corazones se eclipsaran en este eterno Apocalipsis del sentimiento, un bosque enteramente feliz, todo era albricia y las victorias se contaban en achuchones, las derrotas se arreglaban con lacasitos, y las discusiones siempre acababan en besos. Cuando hacía sol nadie se quemaba, cuando hacía frío nunca llegaba a notarse, cuando llovía no te calaba el alma.
Tortuga se acercó a Ardilla, en uno de esos pequeños ratos, en uno de esos ratos que quedan muertos en vida.
-¿Qué tal vas Doña Ardilla?
-¡Oh! Llena de contentez, ¿y vos?
-Buscando un sitio donde establecer los caparazones de tortugas vivientes, que por aquí abunda felicidad, se vive bien, y yo necesito paz
-La encontrarás aquí, casi siempre estamos bien.
-Y cuando no lo estáis, ¿qué pasa?
-Es que estamos ocupados en ser muy felices
-¡Buscaré un sitio ahora!
Así Tortuga y Ardilla fueron haciéndose una amistad.
Todo era felicidad en aquel bosque, había otros animales y no eran de naturaleza intranquila, todo fluía en paz.
De pronto el cielo se eclipsó, pensaban que sería momentáneo, pero cuando habían pasado dos horas entendieron que no era normal, no era uno de esos eclipses que pasan a veces, los humanos los llaman discusiones o falta de entendimiento, pero no era un eclipse normal. Duraba demasiado, los animales del bosque se decían cosas feas todo el rato, incluso se llego a quemar algún árbol. Según dicen, el árbol era un abeto que se creía un ciprés  y que estaba harto de sentir, por eso, y porque desde fuera había escuchado que lo mejor era quemarse a lo bonzo, dicen que suicidar un alma soluciona los problemas, que te renueva en cenizas, que su sombra con el fuego sería alargada como la de un auténtico ciprés.
Ardilla y Tortuga huyeron del bosque, dejaban atrás un bosque que ardía en sus lágrimas, el frío era horrible hasta para el denso pelaje de la ardilla, la lluvia calaba hasta dentro del caparazón de la tortuga... Ambos temían que llegase la tormenta, ahí solo quedaría llorar.
Escaparon del bosque, como el que escapa de su casa, como el que escapa de su hogar... Como el que debe huir de sus sentimientos, dejarlos dentro de cuatro paredes y tirar la llave.
Nada tenía sentido en ese instante que lleva durando un mes, de ese eclipse que ahora no sabe ser excepción. Nada queda con vida en las ruinas de un corazón roto
Cuando el alma empieza a arder... queda esperar para recoger las cenizas y hacer un diamante con los recuerdos, pero ese diamante de los recuerdos no nos va a devolver nuestra fuerza para sentir.

En fin, siempre nos quedarán lacasitos     

  

lunes, 22 de abril de 2013

Solo de Laud

Hoy creemos en el individualismo, en nuestra lucha, en nuestra guerra, en nuestro Chernobyl. Si somos como Nerón y nos gusta como huele Roma ardiendo, si es que yo nací para componer sonetos de catástrofes, qué hago creando si llevo años aprendiendo a tirar los ladrillos de mi coherencia.
Quizá en mi última mutilación se me olvidó eso de ser racional y ahora disfruto escribiendo mientras el humo me cubre la conciencia, así todo es más sencillo, que arda la madera y la niebla de mis pulmones cieguen mis lamentos, que el olor a tabaco quemado calcine el hedor de la tinta fresca en los papiros de mis fracasos... Si escribo mejor cuando estoy en llamas es porque todo se me da mejor de esta forma. 
Y es que disfruto de la coherencia de mi rabia, nadie sospecha del que complace siempre, pero es el que sale siempre en los telediarios portando una katana, dirigiendo un país. 
Si me rompí en mil pedazos fue porque no supe doblarme, pero no tengo tiempo ni ganas de arrepentirme. La vida está esperando a que encuentre razones para vivirla con más fuerza, llega el verano y las heridas no deben ponerse al sol.
Si los que pasamos de ser margaritas a erizos es porque elegimos que rosas hay demasiadas y al menos nosotros no engañamos, todos ven primero las espinas y ahora no me habléis de amor. 
Amar es cabal, y yo sólo siento el viento en mi cara yendo demasiado deprisa contra mis ojos, demasiado fuerte como para abrirlos, quién quiere despertar a un perturbado de su anomía.
Ya no me conmueven las historias de amor supremo, ni las palabras de dulzura, ni los te quieros, ni las pugnas banales... Ya sólo me conmueve el crepitar del tabaco cuando se consume, de esos ojos que me consumen, de esa vida que consume... de mi cuerpo cayendo eternamente al vacío.
Dicen que una vez que tocas fondo debes alegrarte, no puedes caer más, pero a vosotros os ponía a flotar en el mar de mis dudas sin saber como nadar entre tanto pensamiento, entre todas las lágrimas que no solté, con ese ancla al que me gusta llamar idiosincrasia. 
Venga, que todos sentimos, pero algunos somos conscientes de las cicatrices. 
Nadie busca argumentos lógicos en un loco, nadie busca sentimientos en un cuerdo. 
Si nunca fui nada llega el momento de ser un todo, único, exclusivo y breve. Llega el momento de asumir que soy un cuerpo efímero con debates eternos, que soy un corazón finito con debates inmortales.
Que nadie va a la guerra sabiendo que va a morir
Que nadie arriesga si no hay posibilidad de victoria
Que la vida sigue, que el amor sabe morir(me)

martes, 16 de abril de 2013

Tréboles de dos caras

Y que llueva cuando quiera, que la angustia no emborrone tu desidia, que las penurias de muerte no nos hagan caer sin derribar, que las albricias no haya valor a emborronarlas.
Que somos sangre, sudor y lágrimas, un poco de agua y más o menos huesos. Tu vida suele ser cúmulo de errores, pero la estadística habla de que algún acierto legara. Que no hay mas error que ser bufón de las negativas mas sonoras, pero que le vamos a hacer, hoy no toca hacer rehenes. No habrá peros ni malentendidos, sencillamente un brutal sentido del absurdo, lamentos y lo inexorable de mi ignorancia. La vida es chiste, sin embargo hoy no hace ninguna gracia escuchar ciertas frases, y es que tres palabras cuando pasan a ser cuatro puede hacerse peligroso, porque el sentido de amistad puede ser una enorme felicidad, pero también puede destruir a un ser humano. Aunque nos dan un cuerpo y un alma cuando empezamos la partida, esta tarde toca quemar la parte espiritual, si aprendemos a fingir habrá cordialidad y nadie tiene porque ver mis descosidos, que te quiero así, inspirando las musas del lamento.
No puedo evitar estar mas guapo cuando me voy rompiendo. Pero, que mas da, si nadie busca nada y nada se queda por encontrar
Creo que en un tiempo no volveré a mojar mis barbas, pero como todo en mi vida, está aún por crecer, engullir y despensar. ¿quién soy yo para impedírselo? Al fin y al cabo es una barba y yo lo que queda de un niño y el hombre que está por venir.
Siempre me dicen, tú tranquilo, que todo llega, que la angustia no dura toda una vida, que todo acaba fluyendo, que la vida son dos días y aún está amaneciendo. Pero lo que engulle a un pensador no es la dicha del mañana, sino la decadencia del hoy, no le alegra pensar en quien encontrará, le agobia pensarse como esa eterna película que todos alquilan, descargan y ven entre colegas, pero que le falta mérito como para ser comprada.
Pero bueno, hoy no hace día de rebobinarse antes de que me devuelvan a un estante olvidado del alboroto generalizado, si a mi no me hicieron para ser luz, sino para encontrar la de los demás.
Y dicen que nos han diseñado para desear, para dejarnos caer, pero desde hace un tiempo aprendí a caminar erguido, con los hombros hacia atrás, el mentón muy arriba y la sonrisa bien vestida, que una sonrisa puede animar muchas vidas y no estoy yo para sumir en depresiones.
Si la gente se pasa su vida buscando suerte, si dicen que todos sus tréboles tienen tres hojas, que siempre se quedan en las puertas... Les invitaría a probar el sabor del fracaso, una cerveza sabor a sentirse muy lejos de donde se ansía estar, les daría dos rondas de mi desasosiego y haría un café con el anhelo de lo que nunca he probado

viernes, 12 de abril de 2013

¿Albricioso?

Y al final somos demasiado profundos para quedarnos en eso de no pensar.
Qué más importará mañana a quien culpemos, dónde habrán ido mis faltas de ortografía y el mal gusto a la hora de tratar temas complejos, qué más da, a estas alturas no toca preocuparse por ellos, fueron a mejor vida y la mía va pasando.
Me costará volver a usar el plural, me costará volver a sentarme con tranquilidad a no pensar, pues las heridas más abiertas son las que no saben dejar de sangrar.
Eso de sangre, sudor y lágrimas, vinimos a convertirlo en sentimiento, orgasmo y balas, somos las palabras que dijimos, dueños de los silencios nos dicen, jeje, esos son los que nos hacen esclavos, dice más una mirada baja y un gesto que todas las palabras que se hayan podido compartir.
Pero hoy y en día quién va a leer cosas del corazón, los sentimientos quedaron para los pobres de autoestima y esnifadores del pegamento que nos ata a la esperanza, qué somos sino salitre en los viejos cascos de un barco de metal fundido. Y más allá de todo eso, quién va a pensar en nuestra historia si nosotros no podemos salvarla.
Y quememos las estelas, fundamos el hierro y calcinemos los azulejos, nadie se preocupará por nosotros cuando estemos muertos, y si al fin y al cabo somos muertos en potencia, a quién le va a importar un muerto en vida.
-Tienes que vivir, tienes que luchar
-Oh, el silencio te hace una persona preciosa, así que dedícate a él.
Siempre fui de escribir tragedias, el amor albricioso no se me antoja creíble. Qué le voy a hacer, eso de la comedia se lo dejo a quién sepa ser frívolo o esté maldito por la buena suerte.
Venga, hoy me toca bailar un vals a la sombra que producen las velas más barrocas, ¡pero que arda Troya esta noche! No somos agua, si el ser humano fue hecho en estado sólido es para que sea consciente de la consistencia de sus errores y de sus tragedias latentes. Pero al fin y al cabo para eso evolucionamos, ¿no?, para sufrir por el miedo a lo que venga, por sufrir por el dolor, y por anhelar lo perdido, sufrimos por triplicado, pero somos flojos, tampoco sabemos morir de pena o inanición, por eso nos ponen el dolor en tres cómodos plazos con grotescos intereses.
Eh, pero calma, que a este desastre invita Melchor, vamos a hacer las cosas mal por un tiempo, todo el mundo sabe que para entender la felicidad, hay que vivir como un santo y disfrutar como un cabrón.

lunes, 8 de abril de 2013

Ambrosía envenenada

Las leyendas contaban que los gigantes solían caminar solos, o eso, o vivían en parejas sin más interés que procrear y perseguir caza que poder llevarse a la boca. También se dice que eran muy propensos a almacenar herramientas, objetos brillantes y demás. 
La razón a su soledad podía ser su escasa inteligencia, o a un status mental muy superior al nuestro, un status que les hiciese entender esas relaciones de dependencia como algo problemático y prescindible, las relaciones de cordialidad como un gasto inútil de energía en preocuparse por otros gigantes que no buscaban más que cazar.
Y ahora yo me pregunto;
Después de toda una vida midiendo palabras, de toda una vida coordinando y gestionando bienestar, después de mucho tiempo buscando agradar basado en la más estulta candidez, después de desvivirse en lo sentimental... Después de olvidar las triquiñuelas del ser humano para hacer el mal, o sencillamente, las triquiñuelas para malversar información, o más simple aún, para ser político con quien supuestamente tienes aprecio... Debería, quizá volver a mi antigua desidia. 
Deberíamos manipular a nuestro antojo o quizá la culpa sea mía por haber confiado por encima de mis posibilidades. 
Dicen que es triste vivir sin poder confiar en nadie, pero, y si después de guerras sentimentales sientes que no puedes confiar ni en ti mismo... ¿quién va a guardar tu cajón? 
Hay gente que está, y punto, es decir, conexión sentimental, conexión fraternal, vínculos afectivos o idiosincrasia existencial...
¿Qué nos va a importar, si el ser humano nace hipócrita? 
Quizá es que ahora sea menos yo por despegarme del apego, quizá sea más yo por entender la dependencia  como algo problemático.
Quizá no sea más que el gigante más idiota
Quizá es que la cordura me suena extraña y vistas las perversiones de los lamentos y de las ascuas de recuerdos vanos, recuerdos empaquetados en promesas que no valen nada y en la duda de si alguna de esas palabras nocturnas pudieron hacernos mella suficiente o si tan sólo mentíamos por las tardes y algunas noches de descanso. No tenía fuerza suficiente para ser real, pero tampoco era tan consistente como para mantenerlo a escondidas.
Quizá, y vive Dios que sólo quizá, tengo demasiado miedo para ver a otro en mis palabras. Quizá, y verdaderamente quizá, un día aprenda lo que es odiar con un espejo y alguien sujetándolo, quizá, y seguramente verdad, mi estado a temperatura ambiente sea recuerdo. 
Pero, ¿qué hace un historiador hablando del sentido de la vida?
Existimos, nuestra causa sobrepasa a las circunstancias, sencillamente es vida, la teoría de que la vida es suerte no deja de ser una vulgar falacia, la vida son hechos, lo que nos acaba jodiendo es lo que depende de los hechos de los demás, pero pensadlo... ¿quién no se volvería loco si todo entrase en su responsabilidad?
Y pensando en un Olimpo con dioses que coordinan toda la vida de los diferentes seres humanos, unos dioses caprichosos que manejaban todo de manera correcta a pesar de sus oscuras perversiones, dioses, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Un Olimpo lleno de una efectiva burocracia que daba coherencia a las pasiones y sentimientos a la razón.
En el otro lado humanos que no podían tolerar que esos dioses controlasen su vida, querían hacer sentir a los dioses qué sentían los humanos, para hacerles un poco más empáticos, sufridores de las pasiones humanas, temerosos a la mortalidad. 
Un grupo de humanos despechados, drogaron a Hermes, le robaron y subieron una ambrosía envenenada. Esta planta hizo a los dioses dudar de su poder, les hizo sentirse humanos, se sintieron frágiles, se sintieron volátiles y efímeros, no se consideraban en labor de coordinar la vida de los humanos, pues ahora les miraban y les veían como iguales. Esa ambrosía no les quitaba su divinidad, pero una dosis como las que repartieron para las copas de vino les dejaría así para toda la eternidad. Así el ser humano se dividió, los que conocían la treta de la ambrosía supieron que los dioses no volverían a coordinar las vidas humanas, así que decidieron ser coherentes. La otra rama, pobres desdichados míos, no fuimos conscientes-o no quisimos serlo- y nos dejamos llevar por las pasiones, no había control y la razón poco tiene que decir en las cosas del corazón.
Esta es mi posible visión de la estupidez humana, una serie de seres que se sienten superiores porque, aún siendo conscientes de su error, eran conocedores de la verdad. Por otro lado, unos seres vendidos por completo a la vida que les toca vivir

miércoles, 3 de abril de 2013

Charcos

Eh, eh. Dicen que ha llegado la hora de sonreír más allá de las fotos.
Hoy nos vamos a reír, en mi cuaderno de bitácora el corazón y la razón firmaron una tregua, el corazón dijo que deponía las armas y la razón abandona las continuas declaraciones de guerra
Y si todo el rato toca disparar dentro de los antiguos puntos de vista yo tengo una pistola, y está cargada contra esas pretensiones, juicios y miedos a vivir, para conseguir la paz tendré que cargarme a un par de esos enemigos. Mi paz siempre ha requerido sangre, y quedará bañada por las lágrimas de sus súplicas, pero ya nunca por las mías. Se acabaron conjuntamente ruegos y llantos, nada hicieron por mi un corazón lacerado y un pulmón algo contraído. Eh, pero tenemos que sonreír, las heridas se hacen cicatrices muy sexys y los pulmones trabajan mejor cuando tienen que expulsar tanta nicotina.
Me falto valor y valía para ser diástole, porque con encogerme hasta que pasase el vendaval solía ser suficiente para mi maltrecha conciencia, pero quién va a salvarme de mi mismo... Quién arruinaría su cordura por rescatar la mía que permanece continuamente dormida.
Esto es la oda que siempre he prometido, esta vez no hay marcha atrás en la cabezonería del siguiente abstemio sentimental, sencillamente mucho que decir y sin madera para revivir recuerdos de un pasado enterrado en pozos que nunca fueron edificados. Todos sabemos que cuando no pones piedras para proteger unas aguas subterráneas alguien acaba cayendo y ahogándose en "ese puto charco" que podía haber salvado alguna vida. ¿qué os voy a contar de mis metáforas que no sepáis?
Venga, que hoy nos calcinamos al baño maría, que queme despacito y no culmine en despedidas, son feas y siempre nos dejan con cara de idiota bailando bajo la saliva de una lluvia que no nos quiere bien. Si cuando las nubes se besan miramos al cielo asegurándonos de que debemos abrir el paraguas deberíamos llamarnos voyeurs del romanticismo más trascendente, dejadlas vivir, ellas tienen derecho a unirse en agua que permita regarnos las ideas. Ojalá cambiásemos de parecer como lo hace el viento, sería todo más bonito.
En definitiva somos vivo reflejo de lo que sobreviven nuestros miedos, todos tenemos nuestro tiempo, y yo hace muchos cigarros que vivo en los descuentos, mis ideas y pensamientos son mi continuo 2x1.
Porque a veces buscarse a uno mismo es la guerra más cruenta, pensad en un campo de batalla lleno de antiguos Tú muertos en diferentes ocasiones, Tús que fueron más fuertes, que vencieron los dragones de tus inseguridades, que pelearon en las guerras mundiales de tus angustias, que encontraron unicornios en los que edificar tu felicidad... Todos ellos muertos en esa misión de encontrarse a si mismo... Y te ves, mucho más débil, mucho menos motivado, más desencantado y desengañado con el mundo... Pero extrañamente feliz, la diferencia entre esos Tús y tú, es que ellos iban cansados, tú sales fresco y a por todas.
Quizá es que dejamos de ser un problema y éso solucionó los quebraderos de cabeza, los sinsentidos y esos caminos que siempre acaban en los callejones más oscuros.
Quizá es que necesitaba alumbrar mi propia vida antes de poder llegar a ser luz en el lado oscuro del Himalaya. Pero a quién le iba a importar eso, a pocos nos gusta vivir donde ser nieve, la gente se obcecó en ser agua para poder fluir y regar jardines que no corresponden a la sencillez de un manto blanco.