miércoles, 29 de agosto de 2018

¿y tú?

Desde hace un tiempo vengo pensando en los porqués de aceptar relaciones tóxicas, dañinas o improductivas.
En mi caso creo que he encontrado la solución a mi debate interno: he destruido tanto mi identidad y mi esencia, me he muerto en tantos cuerpos, he arrastrado a otros conmigo a la autodestrucción. Por todo ello y por mucho más, he perdido la capacidad de encontrar la felicidad a través de la capacidad de amar incondicionalmente. Cuando pienso en ello, inevitablemente derivo en conceptos de culpabilidad, en saber que podía haber hecho miles de cosas sin causar daños colaterales.

Joder, si pudiera quitarme un recuerdo serían las lágrimas que he causado y he podido evitar, pero se me irían años de mi vida con ellas. Porque quien hace esas cosas, no las hace de manera puntual.

Cuando se acerca la oportunidad de sentir, de establecerse, de dejarse, me doy cuenta de mis miserias, me rehago y me escudo en la voluntad de vivir cosas nuevas, cuando lo único que busco es sentirme dentro de unos hábitos que sostengan las consecuencias de mis malas decisiones.

Y es que en definitiva pienso algo; si tuviera ocasión de hablar con todas las personas que ya no están en mi vida, si solo me dieran 5 minutos, solo podría decir que lo siento, que se fueron por mi culpa, no siempre porque quisiera que se fueran, sino por el miedo a que las expectativas en mi les decepcionasen. Para mi no hay nada que decepcionar a alguien que te ha dado algo íntimo a través de compromisos, ayudas o yo qué sé.

Si, pediría perdón.
Perdón por aquél mensaje, perdón por los cuernos, perdón por no haber sabido entender cómo te sentías, perdón por haberlo jodido por mi estupidez, perdón por no haberte puesto en tu sitio, perdón por haberte dejado caer, perdón por mi odio irracional, perdón por mis faltas de respeto, perdón por mi orgullo, perdón por haberme dejado llevar por el viento. Perdón, porque todo eso lo hice yo.

Sé que, llegado a este punto, me entiendes, pero.

Si todos vuestros perdones, os fueran perdonados, vosotros... qué habéis vivido todas esas historias que jamás contaréis a nadie porque vuestra moral autoimpuesta os está censurando... vosotros, ¿os perdonaríais a vosotros mismos?