lunes, 30 de julio de 2012

¿Y qué decir?

...Cuando todos los ojos tienen tu firma
cuando con luces me pierdo tus tinieblas
cuando todos los labios se equivocan
cuando busco olvido y aparece tu rostro
cuando el amanecer es el que ve mis miradas
cuando todos fallan y nadie lo recuerda
cuando la vida se convierte en existir
cuando existir nos sabe a poco
cuando todo es poco con mucho que decir
y qué hacer
cuando la nada protagoniza todos los problemas
cuando los problemas vienen de respirar
cuando respirar se hace necesario sin un porqué
cuando los días se atraviesan y la noche nos abraza
cuando el formato se me queda corto
cuando por corto no me inspiro
cuando todas tus ideas son musas
cuando todas tus musas pululan
cuando nunca has sido mi problema
cuando sabes que las ganas llaman y la ropa sobra
y qué pensar
cuando todo esta pensado
cuando todo lo pensado está equivocado
cuando lo perdido es lo ganado
cuando lo ganado nos remite a existir
cuando recuerdas el párrafo 1 y la línea 8
cuando el odio y el cariño se disputan tus entrañas
cuando no hay más que decir ni que hablar
cuando no sabes ni que decir ni que hacer


"De este modo lo más bello mismo y lo adorable, la femineidad en la flor de la edad, es sin embargo desesperación, infelicidad. Así, esa inocencia de algún modo es suficiente para atravesar la vida. Si 
hasta el final no se tiene otro bagaje que esa felicidad, no se ha avanzado nada, puesto que es desesperación"
Soören Kierkegaard, Tratado de la Desesperación

domingo, 29 de julio de 2012

De joyeros

Nicolas y Pedro eran dos compañeros, eran la pareja perfecta para un trabajo tan fino como es la extorsión,  llevaban más de quince años dedicándose a ese trabajo, la compenetración era algo esencial, y ambos sabían complementarse. Nicolas era la parte visceral, la que no hacía preguntas, la que golpeaba y después cobraba, la que sólo entendía ante los monólogos que dan las pistolas, ante los diálogos que tenían sus nudillos y a las coreografías estilizadas de su navaja en los miembros amputados de los morosos. Pedro era diferente, era un hombre de una enorme cultura, con mala suerte en su vida, con malos contactos en los momentos menos adecuados, era abogado, no uno brutal y contundente, sino uno completamente desinteresado en la destrucción del enemigo, era abogado porque fue su única opción, esos malos contactos le granjearon el favor del macabro líder de la asociación, después de muchas conversaciones, Pedro había conseguido que esos mafiosos se hicieran empresa, un conjunto denominado Préstamos y Soluciones Difíciles en Contactos Insolventes S.A, es decir, usureros y cobradores de morosos. Puede pensar el lector, que estos dos hombres no pegarían ni con cola, pero en el primer contacto la palabra de Pedro solía ser eficaz, pero a veces se necesitaba eficiencia y en esos momentos Nicolas sabía conseguirlo sin hablar tanto.
Los quince años juntos habían sido muy buenos, Nicolas había aprendido a leer, escribir, aritmética básica y conseguido tu título de la E.S.O. Pedro a cambio había aprendido a usar un arma de fuego, conseguido una licencia de armas y aprendido defensa personal, eran compañeros, amigos y cuñados, pasaban muchas horas juntos y se conocían. Sin embargo en los últimos meses Nicolas se había vuelto más violento, saltaba a la mínima a todo cliente, los problemas con su mujer, saber que está era la hija del jefe y no tenía más narices que tragar y que su límite de paciencia era muy bajo, hacían que fuese una amenaza para cualquier moroso.
Eran amigos, si, pero empezaba a ser un peligro para él mismo, Pedro se dijo que le daría una semana de plazo para hablar con él. El abogado no estaba preparado para lo que venía.
Llegaron a la joyería, tenían una enorme deuda que cobrar, pero el joyero sabía con quien se la jugaba y el precio a pagar, por ello, había puesto un detector de metales en la entrada, un guardia de seguridad y restringido los horarios. Eran las diez de la mañana, no tenían opción a las amenazas, así que era el turno de Pedro, entraron, dejaron sus armas en las taquillas de la entrada y pasaron.
El abogado explicó la situación, le recordó la enorme deuda que crecía por los intereses y que no le convenía enfadar a su empresa. La actitud del joyero no fue la esperada, empezó a insultarles, aludiendo a que no debía nada a esa empresa, que no le viniesen con sus métodos napolitanos, pues con él no iban a funcionar. Después todo sucedió de forma precipitada, Nicolas lanzó un cabezazo al joven guarda de seguridad que se acercaba al ver la acalorada discusión, tras el cabezazo cayó al suelo tocándose la nariz, se lanzó sobre él, le agarró la cabeza con las dos manos y la golpeó un par de veces contra el suelo marmóreo, empezó a extraer la pistola, pero el joyero guardaba otro as en la manga. Se escuchó un disparo, por suerte impactó contra el suelo, Pedro agarró la mano del joyero y le golpeó en el estómago, para entonces Nicolas había sacado la pistola del guarda y disparó al moroso en repetidas ocasiones, todos los disparos impactaron en el blanco, Pedro le sostuvo en sus brazos, hasta que dio su última respiración. Todo quedó en silencio... Por poco tiempo, el guarda de seguridad se reincorporó y agarró el cuello de Nicolas por la espalda, Pedro le quitó el arma al joyero y apuntó, sin embargo ambos se movían y no se veía capaz de acertar, aún así disparó hasta vaciar el cargador. Ambos contendientes cayeron al suelo. Pedro no deseaba eso, pero así había sucedido. Cogió la pistola del guarda y se descerrajó un tiro en la boca,
Así, una mañana típica de joyería madrileña acabó en un suelo rojo, en la destrucción más soez, en la vida misma cuando se exhala por última vez

jueves, 26 de julio de 2012

¿qué?

Colibrí en Nahuatl se escribe Huitzillin, Huitzilopochtli era el Dios que amparaba a todo aquel guerrero que moría combatiendo y a toda parturienta que no lograba salir de esa particular batalla con vistas a generar vida. Ellos quedaban con el glorioso de acompañar al sol en su día a día. Ahora pensemos ¿Qué es vida?
Pongamos como ejemplo a una persona cuyos valores sean la familia, el trabajo y la lectura, para alguien así, una persona que decida una vida en soltería por miedo a perder su independencia, que vive de las rentas y que disfruta del ocio menos cultural, ¿vive?.
Pongamos otro ejemplo, tenemos una persona que ve en el riesgo la adrenalina, la fuerza de sentir que puede perder su vida en un momento así es lo que le hace valorarla, frente a él una persona que se dedica a cultivar su mente leyendo y leyendo, elaborando su obra crítica, pensando, luego existiendo según Descartes, pero para el criterio del primero, ¿vive?
¿Es la vida algo relativo? Pues todos podemos existir, pero rápido condicionaremos con nuestra opinión a términos tales como "Se ha jodido la vida" si se queda embarazada una joven de 17, o "No disfruta su juventud" a alguien que comienza una carrera reduciendo las horas que pasa con su entorno, quizá lleguemos a "no sabe divertirse" a alguien que se pierde saliendo una noche de fiesta, puede que encontremos a una chica que podría cruzar Madrid a saltos por las azoteas de sus amantes, diremos sin dudar que es una guarra y que no se valora. Pero, ¿qué hace a nuestro criterio el válido?. Es lo normal, la sociedad está así. Sin embargo, apuesto que un 90% de las personas que lee esto habrá dicho "Déjalo, soy rar@", ¿Estáis sujetos entonces a una crítica social que debéis aceptar cuando os venga encima?
Pensad esto, puede que busquemos valorar la vida de los demás para no mirar a la nuestra, quizá nos de miedo pensar que podemos ser censurables, que la sociedad no aceptaría algo que veamos habitual.
¿Estoy loco?
Puede

miércoles, 25 de julio de 2012

Y el cielo era naranja

¿Habéis visto alguna vez un incendio? Cuando vas por una calle cercana y ves que esta iluminada con un naranja extraño, no ves el fuego, pero sabes que algo está ardiendo, no es nada místico, es algo lógico, racional y propio de la relación mental, si nunca has visto un incendio antes,¿Cómo puedes relacionarlo? Instinto, supongo.
El cielo estaba de ese naranja, era curioso, pues en el reloj marcaban las 3 de la madrugada, se levantó, su cuerpo estaba desnudo en medio de la calzada, los coches no pitaban, estaban abandonados, no había nadie en su interior, las puertas estaban abiertas y se habían abandonado a su suerte, como si la gente hubiera huido despavorida, al igual que el incendio, aunque no lo hayas visto nunca, es una suposición que llega automáticamente a que algo no va bien. No recordaba nada, ni su nombre, observaba que era un hombre, pero no lo habría jurado. Las calles estaban desiertas, las nubes parecían humo y se movían de forma errante. Estaba en medio de esa calzada, habría cientos de coches, nadie por las calles, no conocía nada, era una calle enorme, frente a él se situaba un lugar que se llamaba, El Círculo de Bellas Artes, al otro lado una iglesia semiderruida, a su izquierda la calle se prolongaba y no alcanzaba a ver nada, a su derecha un edificio que mostraba las letras de Metrópoli, con una gran altura y una cúpula que nunca había visto, pero a la que le faltaba algo.
Volvió a posar su mirada en el Círculo de Bellas Artes, en su azotea había un hombre de gran altura, un momento, tenía alas y se mostraba abatido, a su izquierda había una figura en pie, en una mano dirigía algo, como si fuese una orquesta y en la otra tenía un libro abierto.
Nuestro personaje decidió subir a la azotea, tras coger el ascensor y de forma intuitiva llegó arriba, allí encontró a varios ángeles en diferentes posiciones, no eran altivos, tenían sus alas dañadas, aún así mantenían su porte heroica, todos tenían espadas envainadas y sus rostros estaban muy magullados, aún teniendo armas, todos leían tranquilamente, sus rostros eran felices. Fijo los ojos en el hombre que dirigía la orquesta invisible, observó que las nubes se movían a su orden.
-Disculpe, ¿qué ha sucedido?-Se quedó inmóvil, le miró y con una voz aspera habló.
-Tienes muchas preguntas, pero yo no puedo darte lo que pides. Soy lo que necesitas, pero no lo que elegirás.-Era un hombre arrebatador, su pelo era rojo, un mechón tapaba el lado derecho de su cara, pero sus ojos azules delataban mucha calma, sonreía y así sus dientes blancos contrastaban con su piel oscura.
-Sólo quiero saber que ha pasado y qué hago aquí
-¿Qué haces aquí? Preguntar que haces aquí en lugar de buscar quien eres, y que ha pasado... Nosotros veníamos a traer un mensaje de calma, nos atacaron, hirieron a Mefistoteles-Señalo al ángel postrado a su lado-Y nada hicieron sus balas contra ellos cinco, ni contra el maltrecho Mefisto, ni contra mi libro... Ni contra mi.
-Tú eres el demonio-El joven comenzó a asimilar que estaba donde no debía
-Tranquilo, no veníamos a matar a nadie, pero nos han obligado. Los humanos creyeron que podrían vencernos, sólo nos ganó una mayoría de seres como nosotros, os creéis dioses, y no lo sois.
-¿Por eso has destruido todo?
-Mira la ciudad, no esta destruida-Pesé a la enorme batalla que se habría disputado no había más indicios que coches vacíos colapsando la calle-Yo no puedo hacer nada por vosotros, sólo amenizo la velada.
-¿Dónde están todos?
-Muriendo amigo humano, muriendo.
-Pero si estáis aquí...
-Tan presuntuoso como los demás, ¿piensas que desenvainar la espada es la única forma de matar?. La palabra es el arma más destructiva, ellos están leyendo nombres, leen rápido...
Uno de los ángeles cerró su libro de súbito y el edificio Metrópolis se derrumbó. Después desenvainó su espada y abrió sus alas, estabas rasgadas, pero seguía siendo majestuoso, así pasó con los demás ángeles. Todo fue derrumbándose poco a poco.
El joven se despertó en una habitación acolchada, la camisa de fuerza le atenazaba y le hacía daño en el hombro. Se abrió la hendidura de la puerta y le pasaron una bandeja con comida.




miércoles, 18 de julio de 2012

Lucía

Lucía era una mujer madura, una hoja inteligente, completamente capaz de todo, pero también bipolar, dubitativa e incapaz de llevar a cabo cualquier proyecto. ¿Os parece contradictorio? Pues no habría mejor adjetivo que ese para definir a esta señorita
A su lado caminaba Ajenjo, era su compañero de habitación, ambos compartían un estudio céntrico, mugriento, unas paredes amarillentas y un suelo corroído eran el escenario de sus días. Ambos se dedicaban a unas profesiones ciertamente liberales, él se dedicaba a inspirar y ella a expirar. No quiero decir que Ajenjo fuese un cocainomano, que también, sino que era asesor en los brainstorming que sucedían en las empresas televisivas más cotizadas de L.A, ella sencillamente escribía hechos lamentables y se dedicaba a considerarse muerta y ahogada entre las paredes. La cocaína era esencial para Ajenjo y las depresiones el segundo apellido de Lucía.
Ajenjo volvía tarde de inspirar, se solía encontrar a Lucía golpeándose contra una pared, con las muñecas ensangrentadas, lanzando platos contra algo, gritando a algún vecino inexistente... Por eso las paredes eran amarillentas, él pasaba de pintarlas una vez por semana. El suelo volvía a estar manchado de absenta y ella llorando en un rincón, sus piernas recogidas entre sus brazos y amparadas por las convulsiones de sus sollozos, rodeándola se encontraban decenas de folios garabateados o escritos, Ajenjo nunca entendía la diferencia.
-No llores, mi amor. No llores más. Te vas a deshidratar
-Déjame, no te pienso obedecer, lloraré si me viene en gana
-No seas tonta, he traído cena.
-No puedo soportar más este sitio, un lugar donde brillan más las noches sin luna, donde sueñas con que las estrellas te inspiren y tu sólo te dedicas a esnifar
-¡Ey! Eso es genial para tu nuevo libro
-No me tomes el pelo, hijo de puta, tu simplemente duerme y llévate tu humor contigo
-Voy a poner música, así no escucharé tus sollozos, llegas a aburrirme mucho
-La música no calmará tu sentimiento de culpa
-Tampoco las lágrimas tu demencia
-Es tristeza, no demencia
-¿quieres que sigamos hablando y te deje sumida en esa depresión?
-No podrías, tu mente es inferior a la mía
-Piensa que tus abuelos murieron y son cenizas, piensa que tus padres te repudian y eres un mal polvo, piensa que alguien que limpia con un cepillo los trata igual y entenderás que estás muerta, sólo en mi cabeza sigues viva
-Entonces déjame marchar
-¿Quieres morir?
-Hace mucho que no estoy viva, mucho tiempo que me llamas loca, mucho tiempo desde que me fui... Demasiados minutos aunque fuesen segundos
Ajenjo derramó una lágrima, mordió su sushi y al volver a mirar al rincón Lucía ya no estaba

sábado, 14 de julio de 2012

Caprichos geoilógicos

Saúl se encontraba en medio de su trayecto para encontrarse a si mismo en ese País de los Locos, así lo había bautizado después de ver la cordillera de los esquizofrenicos y el valle de los maniáticos.
Llegó así a un enorme lago, o eso pensó, pues poniendo su vista un poco más allá vio que desembocaba en el mar, más bien el mar desembocaba allí dentro, caprichos geológicos.
Se sentó frente al estanque de agua y vio muchísimos tubos que ocupaban toda la superficie acuática, supuso que era bambú, pero después cayó en la cuenta de que en agua salada no crece bambú, pero en este lugar nada tenía lógica.
De pronto, tres elefantes aparecieron a beber agua de una forma muy pausada, le parecía extraño que pudieran beberla, pero en este lugar nada tenía lógica
El agua empezó a enturbiarse, como si hubiera olas, sin embargo en el agua estancada las olas no podrían formarse, pero en ese lugar nada tenía lógica.
Finalmente, todo mostró más lógica de la que esperaba, esos tubos se convirtieron en personas que se ponían de pie con lanzas en mano, no proferían ni un solo sonido, sencillamente iban tras los elefantes, estos salieron corriendo, pero otros humanos aparecieron en su camino, los elefantes al verse acorralados empezaron a atacar. Era de lo más raro que había visto en su vida, los animales atravesaban el pecho de las personas que no gritaban ni por el dolor. Finalmente, abatieron a los tres animales y comenzaron a despiezar. Saúl tenía hambre, pero no era aconsejable acercarse a esos extraños personajes, así que decidió irse antes de que le viesen, al levantarse y dar la vuelta vio a dos hombres sentados tras él. Iban en taparrabos, uno era muy alto, el otro no alcanzaba el 1,60.
-¿por qué nos espías? ¿te mandan los elefantes?-Dijo el bajito
-No, no, sólo estaba aquí descansando cuando he visto vuestra técnica... Sois increíbles
-Has negado dos veces... Mumba, mátale
-¡No! - El grito alertó a los que estaban despiezando a los animales, que empezaron a correr hacía ellos
-Eres imbécil, quédate callado.-Mumba se había quedado completamente paralizado con el grito
De pronto se vio rodeado por más de doscientos individuos completamente desnudos que le señalaban con la lanza.
-Largaos de aquí, no le mandan los elefantes-Sin embargo no levantaban sus lanzas-Si no os vais os lanzaré un hechizo y moriréis.-Las caras de todos ellos se mostraron como puro terror, algunos dejaron sus lanzas en el suelo y salieron despavoridos, otros estaban sencillamente paralizados.-¡LARGO!-El grito fue acompañado por un chasquido, la mano del hombre bajito a la boca y una enorme llamarada que provocó que todos saliesen corriendo en completo silencio. Mumba seguía completamente quieto
-No estás loco, ¿qué haces aquí?
-Tampoco lo estás, ¿qué haces tú?
-Quería curar mi alma llegando aquí, pero esto cada vez me da más miedo.
-Lógico, esto esta lleno de locos, Mumba sufre gigantismo y una enfermedad mental que le lleva a ser extremadamente violento, pero también totalmente sometible... Le he somatizado y cuando alguien grita se queda así, por ello vivo aquí, no se asusta de los Paranoides del Charco, pero si de los demás locos
-Aún no me has dicho tus razones para estar aquí
-Desengaño, odio al mundo y curiosidad. No había mucho más para un bufón de ferias itinerantes.
-Es injusto que sometas así a los dementes, eres ruin por usarles a tu capricho mediante tretas.
-¿Soy malo? También les empleas, dirás que tus causas no dañan a nadie, pero estás alterando por completo el ecosistema, yo he dado coherencia a esto, los Paranoides me temen como hechicero, Mumba habría muerto por su torpeza mental, tú vas mostrando cordura a un mundo de locos... Eres un grave ataque a todos ellos, si te vuelvo a ver tendré que matarte.
Saúl empezó a pensar que quizá el hombre bajito tenía razón, por donde pasaba todos se quedaban sorprendidos por su cordura y le tomaban por loco, nadie debe intentar sacar a un enfermo de su felicidad y esperanza, al final el proyecto de esa ciudad podía ser una buena idea, pues esa gente no estaba encerrada entre cuatro paredes que les recordaban su locura, estaban en un mundo que les daba orden y hacerse sentir esenciales en las tareas sociales...
Le agradeció su ayuda frente a los Paranoides y se largo de allí
Alejándose cayó en la cuenta en las contradicciones del hombre bajito y en como Mumba reaccionaba... Ese enano estaba igual de loco que los demás, pero ningún loco va a reconocer sus debilidades

lunes, 9 de julio de 2012

Fuori dal Mondo

Recomendación, dadle al Repeat 1 y leed combinado... O no, lo que veáis.
Ludovico Einaudi
http://www.youtube.com/watch?v=8c4w6Xrc50k
Se embuchó su pantalón negro, su camisa del mismo color y su corbata fina plateada. Como único peinado tiró de maquinilla eléctrica, su cabeza estaba fresca y su pelo al suave uno, lo justo para que nadie supiera si era pelirrojo o rubio. Su barba iba al mismo nivel, se miró al espejo y sonrió durante un minuto, su terapeuta se lo había recomendado, le ayudaba a encontrar razones para cumplir todos sus objetivos.
Cogió su funda Vega Holster y se la puso de forma que quedaba escondida un arma en cada costado, le encantaba esa funda de cuero, pues hacía imperceptible lo que cargaba con él. Portaba una Beretta 92. y un H&K P30, en su tobillo ajustó una Taurus de escaso tamaño. En su espalda llevaba otra funda con un Colt Python., le encantaba ese arma y la consiguió tras su primer trabajo. Se colocó el pantalón, se puso la americana y se volvió a mirar en el espejo.
Salió a la calle y se fue hacía un importante hotel en la ciudad de Roma, pateó todas las calles emblemáticas. Su objetivo se encontraba tras la cristalera, se encontraba reunido, pero no quería disparar desde la calle... Buscaba algo más efectivo.
Se adentró en la recepción, cuando se disponía a entrar en la zona de reuniones un guardaespaldas le salió al paso
-No puede usted pasar, es una zona privada.
-Conozco al Señor Craig, me dijo que me esperaban
-Voy a consultarlo.
Cuando el guardaespaldas se dio la vuelta saltó sobre el y le rompió el cuello, le arrastró tras las cortinas y le sentó en la silla que ocupaba.
Se adentró en la sala tras abrir la maciza puerta de madera y cuando los guardaespaldas se levantaron para frenarle sacó sus armas y les abatió sin dudar, después disparó al señor que estaba reunido con Craig, si tenía tratos con él no sería de buen trato. Su objetivo permanecía impasible tomando su café a sorbos.
-Vaya, ¿a mi no me disparas? ¿Pueden los buenos momentos?
-He venido para decirle adiós, no sería considerado irme sin avisar. 
-No te he tratado tan mal como para que me dispares.
-No es cuestión del trato, es cuestión de que mi terapeuta me dijo que rompiese con mi pasado, usted está en el.
-No voy a rogar por mi vida, sabes que no es mi estilo.
-Será mejor así
-Si tu lo crees...
-Desde que he salido de mi casa he acabado con la vida de 14 personas, creo que es esencial que con usted acabe esto.
-Entonces, ¿por qué estas dudando? Cuando matabas para mi no era tan complicado.
-Ellos habían obrado mal, pero usted no tenía derecho a ser su juez
-Aceptaste de buen grado ser verdugo, nadie te frenó cuando te fuiste.
-Debo matarle señor Craig, es esencial para que todo pueda seguir adelante
En ningún momento le había apuntado, pero en ese momento desenfundó su famoso revólver, eso hizo sonreír a Craig, ese arma había sido un regalo personal, le hacía pensar que había convertido a Jacobo en algo muy eficaz.
-Déjate de mamoneos y dispara, no me voy a resistir.
Y así lo hizo, sabía que con un único disparo cualquiera caería muerto, pero vació sus 6 balas en el cuerpo de su antiguo patrón. Después, cerró la puerta y se fue

sábado, 7 de julio de 2012

Espejos

"Todo arte es completamente inútil" O. Wilde, El retrato de Dorian Gray

Eran las 4 de la madrugada, sin embargo en sus labios volvía a dibujarse una sonrisa y su nariz notaba los matices de como huele la felicidad. Pateaba a la sombra las calles de Sevilla, era verano y la gente estaba bebiendo en las calles, muchos veían pasar una melena con un vestido que parecía creado al tono de sus ojos. Pocos conocían que sus iris se hacían más claros cuando caía la noche, mucho más claros que cuando lloraba, mucho más sensibles que antes de que el reloj empezase a girar cuando ella quiso.
Cuando ella caminaba con su vestido el mundo parecía girar unos minutos más despacio y unos grados más inclinados.
La noche era calurosa y se relajaba con un ambiente que era bastante ebrio y febril, pero por todas partes se comentaba lo mismo.
-Se ha visto a una chica llegar
 Se la puede ver sonreír
 Se ven unos ojos verdes
 Si la encuentras no la dejes ir
Ella sonreía, no eran más que borrachos embriagados con demasiado vino de cartón. Disfrutaba la ciudad caminando a su ritmo, su piel estaba bronceada, todo lo que le había permitido el verano, su pelo iba libre, ¿por quién iba a resguardarse? Era libre.
Se puso los auriculares y se sentó debajo de un árbol, allí leía un libro de un autor conocido, muy criticado, pero a ella le sacaba sonrisas y conseguía hacerle saber que su felicidad estaba por llegar, la música en sus oídos le recordaba buenos recuerdos, pero también a un extraño personaje con ciertos tintes de acosador.
Cuando alcanzaron las 6 de la mañana se levantó y puso camino a su hotel, le habían dado un consejo, mirarse al espejo todos los días y sonreír, así lo cumplió como era de rigor, se metió bajo sus sabanas blancas y mecida por un mundo que giraba a su antojo, sabía el camino, sabía que estaba haciendo lo que debía desde hacía unos días, tan sólo el tiempo se oponía a sus deseos... Sacó un reloj de arena y el sol que asomaba por el horizonte volvió a desaparecer... El tiempo no era problema si esta a tu merced.

viernes, 6 de julio de 2012

El Hada Mala

"Me quedaré contigo una noche más- dijo la golondrina, que realmente tenía buen corazón-¿Tengo que llevarle otro rubí?
-¡Ay! ya no tengo rubíes. Todo lo que me quedan son los ojos, son zafiros excepcionales (...)
-Querido Principe, no puedo hacer eso- Y la golondrina se echó a llorar
-Golondrina, golondrina, pequeña golondrina-Dijo el Príncipe-Haz lo que te ordeno-"
El Príncipe Feliz, Oscar Wilde

Iba una dulce niñita caminando por el bosque, dando saltos y recogiendo grosellas negras. Se sentía dichosa, su hermana la mandaba a recogerlas para hacer un pastel muy sabroso.
Cuando la pequeña Laura vio una preciosa flor de jazmín, se precipitó hacía ella con los ojos cegados de curiosidad, de pronto escuchó una voz entre dulzona y chillona que profería algo en un idioma que le resultaba desconocido.
De pronto un hada con el pelo rubio, una cinta blanca en el pelo y de escasas dimensiones se plantó frente a ella.
-¿Se puede saber que estabas intentando, idiota?
-Lo siento, yo vi una flor que quería y...
-¿No ves acaso que no soy una flor?
-Vaya... ¿Entonces que eres?
¿Qué voy a ser?¡Soy un hada! ¿Voy yo a tu ciudad y te toco el pelo sucio y mal cuidado gritando: ¿¡oh! una remolacha?
-Yo soy de un pueblo y mi pelo no es morado, hada...
-¿Ah si? Nadie lo sabe! a nadie le importa! Me llamo Miriam! no creo haberte llamado humana en ningún momento, ¿verdad?
-Bueno, me voy a recoger grosellas, lamento las molestias
-¿¡qué!? ¡No te vas a ir de rositas! Estos humanos, piensan que pueden ir al bosque, toquetearlo todo e irse
-¿qué puedo hacer para disculparme?
-Tu nada, yo te convertire en remolacha
El hada alzó sus manos, agitó sus voluptuoso cuerpo y Lucia se convirtió en remolacha
Entonces, el hada, soltó una carcajada, tomo un tamaño normal, se vistió con la ropa de la joven Lucia y se llevó la remolacha.
Caminó por el bosque, convirtió a un par de jóvenes en granos de café y prosiguió, llegó a un picnic, después de increparles les convirtió en harina, leche y levadura. A un pony que pasaba por allí le hizo horno y a un cactus le convirtió en carro de combate para cargar con todo. Así, iba el hada malvada por el bosque, con un enorme tanque y un carrito de la compra arrastrado por este. No había fin en el oscuro poder de la malvada brujilla.
Tenía un huerto enorme a la entrada de su granja, cogió un grano de café, una hoja de remolacha, un poco de harina, de levadura y tiro un poco de leche al suelo
Alcanzó una casa de mazapán y entró, la remolacha fue machacada brutalmente hasta convertirla en azúcar-tengan en cuenta los lectores la fuerza que tuvo que aplicar- después comenzó con un bizcocho usando a los humanos que había convertido en alimentos, hizo un cafe con leche y salió al patio. Allí espero a que se hiciera el bizcocho tomando su café al modo humano, no es como un humano, sino café de humano, pero se lo bebía colgada de un árbol.
Cuando sonó el horno, apuró su bebida y se fue al bosque donde había encontrado a Lucía, allí comenzó a silbar y las grosellas a agitarse, de pronto se convirtieron en humanos que la abrazaron, ella les dio el bizcocho y volvió a su casa, había crecido un enorme trigal, un huerto de remolachas, una parcelita con hongos y tres vacas lecheras, allí se encontró a un joven asilvestradoordeñando a sus vacas, le convirtió inmediatamente en una zanahoria que plantó en el huerto, la mitad de la zanahoria la usó para hacer un bizcocho con lo que había sobrado del anterior, destransformó a todas las especies de su jardín que la miraron con amor y se lo dio. Después, volvieron a su forma vegetal.

miércoles, 4 de julio de 2012

Capricho Nº 5 de Paganini

Paganini sonaba fuerte en la cabeza de Héctor, la Campanella llevaba mucho tiempo sin parecerle tan bonita, la televisión no le seducía, las pseudo películas románticas se quedaban muy atrás de sus espectativas.
Las ojeras marcaban firmemente su rostro, definitivamente había sido un buen día.

En otro lugar a la misma hora, un chico joven no podía dormir por el asfixiante calor de la mañana madrileña, sus ganas por triunfar en el mundo del rap le llevaba a escuchar música clásica que pudiese inspirarle, así llegó a una base de violines muy rápida que le parecía ideal para sus letras. Por ello empezó a escucharla más en profundidad.

En la otra punta de la ciudad Luis se levantó después de dormir durante demasiadas horas, la cara tenía la marca de su almohada firmemente tatuada, se mojó la cara, se miró al espejo y miró su móvil.
-Hoy va a ser un buen día, eres genial y nada te va a frenar.
Llegó a su coche y una sinfonía que le parecía ciertamente estridente sonaba en la radio, le parecía extraño que saltase RNE Clásica, pero esa melodía iba enganchando al picapleitos.

Lucia se examinaba ese jueves de su último examen en el conservatorio, sabía de buena tinta que su profesor era un friki de Paganini por ello iba ensayando la melodía en el metro, la gente la miraba maravillada.

Claudio era un argentino que acababa de llegar a Madrid, le gustaba curiosear todo y acabó viendo un enorme edificio que tenía un letrero que anunciaba que eso era un conservatorio, buscaba ansiosamente un CD de música clásica, los madrileños son gente rara, así que quizás allí tuvieran algo.

Miércoles era una joven curiosa, había quedado con su padre en acompañarle a la audición de una alumna, así que se presentó en el conservatorio para ver que tal iba, se encontró en su entrada a un argentino con aires desgarrados preguntando por una tienda, se encontró con Luis, el abogado de su padre, pero parecía llevar prisa mientras silbaba algo despreocupado por la técnica. Una chica se cruzó en su camino provocando que casi perdiera el equilibrio, la chica le gritó disculpas argumentando que llegaba tarde. Por último se encontró a Héctor, su padre, siempre tan bien vestido y con el pelo negro recogido en una coleta. Le estrechó entre sus brazos y fueron hablando de trivialidades hacía el aula de examen.

Lucia tocaba como poseída, el capricho 5 de Paganini nunca había sonado tan bien, parecía que el mismo compositor hubiese resurgido de su tumba para tocar ese violín.

Claudio escuchó esa mágica melodía y se metió hasta la cocina del conservatorio para ver de donde procedía.

Luis empezó a escuchar esa airada forma de tocar un violín y de pronto sonó su teléfono móvil, su hijo le llamaba para pedirle que comprase pan a la vuelta, pero al otro lado del teléfono sólo podía deleitarse al escuchar lo mismo que llevaba saliendo un rato de su ordenador.

Así, Héctor, Miércoles, Luis, Claudio y el joven rapero, escuchaban a la vez la magia de Paganini, de manos de la diosa destino, digo de Lucía.

martes, 3 de julio de 2012

Tarjetas de visita

El cigarro se consumía en la corona del cenicero, el humo bailaba para ellos, para Juan no era una sorpresa lo que Roxane odiaba el humo de su tabaco negro, pero a ella le encantaba que pasase de ella. Él sabía darle exactamente lo que necesitaba, siempre con cuentagotas, tenía el pensamiento que demasiada agua de golpe ahogaba cualquier tiesto, además su río hacía tiempo que no fluía como para sembrar ni un cactus. No iba a darle más, Roxane lo sabía.
Ella divertía sus noches con nombres variados, no importaba si era rubia o morena, al cabo de un tiempo todos los labios ajenos se le tornaban extraños, total, ninguno sería capaz de saciar una sed dando agua con sal.
Había pasado mucho tiempo desde que encontró el gusto de las amapolas negras y amarillas, pues al fin y al cabo todas tenían el tallo color verde... Verde como la inmadurez de unos sentimientos que con los años no habían alcanzado a comprenderse.
El cigarro seguía consumiéndose lentamente, lo tomó, le dio una calada y fingió interés en la conversación que legaban las fiestas de sábanas. La Roxane de esa noche se llamaba Natalia, era morena y tenía los ojos azules, sin embargo no tenían ese brillo. A Juan le bastaba con seducir, después el aburrimiento, la moral y el egocentrismo hacían el resto para completar el "Ya te llamaré".
Así Juan se quedaba a solas en el patio interior que tenía su casa, la Luna solía brillar fuerte cuando más sólo se sentía. Dicen que la hora más oscura es la que precede al amanecer, pero lo que no dicen es que la noche empieza justo después de que el sol esté brillando en el horizonte.
-¿Si quedamos otro día?- Le preguntó la joven Natalia
-No creo que sea una buena idea, no me puedo enamorar de ti.
-Eso no se decide
-Si hubiese que decidir algo me enamoraría de ti, te haría el amor por la mañana, en el descanso de mediodía y antes de dormir, te llevaría el desayuno a la cama, tendríamos hijos y seriamos muy felices. Sin embargo, decidir cuando te enamoras es como elegir cuando mueres.
-El suicidio...
-El suicidio es artificial, como esta noche tan poderosamente sexual, no te he amado en ningún momento, tu a mi tampoco, pese a que esto esta diseñado para dar placer, nosotros hemos buscado corrernos sin pensar en planes de jubilación. Digamos que los dos hemos buscado una tirita para una hemorragia interna. Era en mi en quien pensabas, pero no a quien gritaba tu corazón, eres tu a la que follaba, pero mañana me costará recordar tu nombre.
-Eres demasiado directo.
-Durante mi día a día doy muchos rodeos, sin ellos no estaríamos aquí mirando como un cigarro se consume, no te enganchas a mi, te enganchas a lo que escondo. Por ello, te lo muestro y así pierdes interés.
-Si piensas que quiero algo más que un revolcón de vez en cuando te equivocas, eres muy pretencioso.
-La palabra pretencioso es demasiado grande para una chica tan joven, te van grandes tus frases efectistas querida... Eso me excita.
-¿No decías que no te engancharías a mi?
-Que tenga ganas de follarte otro día, no quiere decir que ahora mismo no este controlando el reloj para ver cuando te vas
-Eres un capullo-Natalia se levantó airada y comenzó a vestirse.
-Puedes ponerme una reclamación, tengo tarjetas en la entrada, llámame y te resarciré con un café, velitas y toda esa mierda.