sábado, 14 de julio de 2012

Caprichos geoilógicos

Saúl se encontraba en medio de su trayecto para encontrarse a si mismo en ese País de los Locos, así lo había bautizado después de ver la cordillera de los esquizofrenicos y el valle de los maniáticos.
Llegó así a un enorme lago, o eso pensó, pues poniendo su vista un poco más allá vio que desembocaba en el mar, más bien el mar desembocaba allí dentro, caprichos geológicos.
Se sentó frente al estanque de agua y vio muchísimos tubos que ocupaban toda la superficie acuática, supuso que era bambú, pero después cayó en la cuenta de que en agua salada no crece bambú, pero en este lugar nada tenía lógica.
De pronto, tres elefantes aparecieron a beber agua de una forma muy pausada, le parecía extraño que pudieran beberla, pero en este lugar nada tenía lógica
El agua empezó a enturbiarse, como si hubiera olas, sin embargo en el agua estancada las olas no podrían formarse, pero en ese lugar nada tenía lógica.
Finalmente, todo mostró más lógica de la que esperaba, esos tubos se convirtieron en personas que se ponían de pie con lanzas en mano, no proferían ni un solo sonido, sencillamente iban tras los elefantes, estos salieron corriendo, pero otros humanos aparecieron en su camino, los elefantes al verse acorralados empezaron a atacar. Era de lo más raro que había visto en su vida, los animales atravesaban el pecho de las personas que no gritaban ni por el dolor. Finalmente, abatieron a los tres animales y comenzaron a despiezar. Saúl tenía hambre, pero no era aconsejable acercarse a esos extraños personajes, así que decidió irse antes de que le viesen, al levantarse y dar la vuelta vio a dos hombres sentados tras él. Iban en taparrabos, uno era muy alto, el otro no alcanzaba el 1,60.
-¿por qué nos espías? ¿te mandan los elefantes?-Dijo el bajito
-No, no, sólo estaba aquí descansando cuando he visto vuestra técnica... Sois increíbles
-Has negado dos veces... Mumba, mátale
-¡No! - El grito alertó a los que estaban despiezando a los animales, que empezaron a correr hacía ellos
-Eres imbécil, quédate callado.-Mumba se había quedado completamente paralizado con el grito
De pronto se vio rodeado por más de doscientos individuos completamente desnudos que le señalaban con la lanza.
-Largaos de aquí, no le mandan los elefantes-Sin embargo no levantaban sus lanzas-Si no os vais os lanzaré un hechizo y moriréis.-Las caras de todos ellos se mostraron como puro terror, algunos dejaron sus lanzas en el suelo y salieron despavoridos, otros estaban sencillamente paralizados.-¡LARGO!-El grito fue acompañado por un chasquido, la mano del hombre bajito a la boca y una enorme llamarada que provocó que todos saliesen corriendo en completo silencio. Mumba seguía completamente quieto
-No estás loco, ¿qué haces aquí?
-Tampoco lo estás, ¿qué haces tú?
-Quería curar mi alma llegando aquí, pero esto cada vez me da más miedo.
-Lógico, esto esta lleno de locos, Mumba sufre gigantismo y una enfermedad mental que le lleva a ser extremadamente violento, pero también totalmente sometible... Le he somatizado y cuando alguien grita se queda así, por ello vivo aquí, no se asusta de los Paranoides del Charco, pero si de los demás locos
-Aún no me has dicho tus razones para estar aquí
-Desengaño, odio al mundo y curiosidad. No había mucho más para un bufón de ferias itinerantes.
-Es injusto que sometas así a los dementes, eres ruin por usarles a tu capricho mediante tretas.
-¿Soy malo? También les empleas, dirás que tus causas no dañan a nadie, pero estás alterando por completo el ecosistema, yo he dado coherencia a esto, los Paranoides me temen como hechicero, Mumba habría muerto por su torpeza mental, tú vas mostrando cordura a un mundo de locos... Eres un grave ataque a todos ellos, si te vuelvo a ver tendré que matarte.
Saúl empezó a pensar que quizá el hombre bajito tenía razón, por donde pasaba todos se quedaban sorprendidos por su cordura y le tomaban por loco, nadie debe intentar sacar a un enfermo de su felicidad y esperanza, al final el proyecto de esa ciudad podía ser una buena idea, pues esa gente no estaba encerrada entre cuatro paredes que les recordaban su locura, estaban en un mundo que les daba orden y hacerse sentir esenciales en las tareas sociales...
Le agradeció su ayuda frente a los Paranoides y se largo de allí
Alejándose cayó en la cuenta en las contradicciones del hombre bajito y en como Mumba reaccionaba... Ese enano estaba igual de loco que los demás, pero ningún loco va a reconocer sus debilidades

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