jueves, 1 de noviembre de 2012

La relación entre la ducha y las bombas

1973
-¿Qué secreto esconde quien no sabe callar?
-Un lado completamente depravado y seguramente un par de delitos de sangre.
Les gustaba trascender después de tener sexo, cada cual elige cuando tiene su carácter introspectivo, no censuremos sus usos.
Sofía y Peter eran dos almas que disfrutaban llamándose errantes, dos bohemios predecibles que se excusaban en la incomprensión, dos idealistas decimonónicos que consideraban el amor como el regocijo de las mentes menos hábiles, eran dos seres que se sabían superiores y olvidaban la presunción de inocencia en la baja modestia. En definitiva, dos gilipollas que se llamaban existencialistas al tener por delante una carrera y desconocer sus metas, dos almas tendentes al hedonismo y que nunca admitirían el amor.
Les llamaban "los raros" por no decir los cutres, sus aires reaccionarios resultaban curiosos a las dos familias emparentadas con la realeza europea, pero en el fondo a éstos les daba igual... Más herencia que repartir.
-El sistema ha fallado, los ricos no dan nada a los pobres
-Ya ves tío, esto no puede seguir así.
Después encendían su segundo cigarro y miraban al gotele de un piso en pleno Vallecas que venía financiado por los padres de ambos jóvenes. Eran revolucionarios a su modo, eran luchadores de otra guerra, Rachmaninov acostumbraba a alterar la armonía de un bloque en conflicto. Y es que gitanos, obreros, marroquíes y senegaleses que habitaban el edificio no soportaban la pedantería de dos críos que no habían estirado un brazo para trabajar y hablaban de los rigores de la vida.
-Hay que pagar una derrama, se les ha hundido el suelo a los de la planta baja
-¡Qué injusticia! Este sistema nos lleva a compartir lo que tanto nos cuesta pedir, debería haber otra forma
-Ya ves pava
Seguían en la guerra menos fría, el invierno pasaba más rápido con las cargas de caballería organizadas bajo el edredón, los suspiros del viento colándose por las rendijas de la ventana no suponen problema al que tira de cigarros aliñados con la marihuana recién cortada. Y es que el misticismo de la cama da de todo menos pereza, y es que los canutos hacen que cualquiera te parezca entretenido.
-Hay que hacer la compra, no tenemos nada para comer
-¡Vaya perezote! Vamos a pedir algo al chino
Los chinos ni se acercaban al umbral de la puerta, el olor a mierda mezclada con Channel era bastante elocuente para todo el que pasaba por el ático de ese número 31 de ese creciente barrio.
Él sacó el violín y empezó a tocar, y si, tocar era lo único que hacía, la valoración entre ruido y música se lo dejamos a los vecinos. Ella se sacó las bragas y se acercó mientras su consumido cuerpo empezaba a dar señas de necesitar atención sanitaria. Después de fliparlo con su peculiar sentido del tempo entró en la ducha, con la peor banda sonora que os podáis imaginar.
Debió ser el agua fría, o el estado de inanición le permitió un momento de lucidez, o el puto ruido del violín, pero algo consiguió que Lucia despertase.
Salió de la ducha de nuevo, se secó, se depiló con esmero y se acercó de nuevo a Peter. Le arrastró de nuevo a la cama, le golpeó en la cara cuando se iba a encender medio canuto que reposaba en la mesilla, llevó, cogió su mano y se la pasó por el pelo, después le llevó a acariciar su cuerpo por completo, su cara, sus delicados hombros, sus marcadas costillas, su antaño irresistible ombligo, las pronunciadas caderas, las piernas más suaves que Peter había podido acariciar... Y la vio bella por primera vez, no quería follársela, quería besar todo su cuerpo, olvidando las obscenidades sin dejar de lado lo sensual, quería saber lo que era ser pleno y que ella no lo olvidase jamás.
Dicen que la madurez no la dan los años, que tampoco viene de forma súbita, que es algo que depende de la estructura mental... Pero ella maduró antes por algo que desconocemos y le hizo ver que había un futuro por el que luchar fuera de ese mugriento edredón.
Se coordinaron y se amaron, las piernas se cruzaron durante varias horas, los orgasmos eran los mismos, pero ellos habían cambiado, los cuerpos seguían igual de masacrados, pero ahora eso les daba igual, el hambre les cegaba, pero sólo querían una carne. Acabó, como acaba todo, se miraron y hablaron
-¿Qué vas a hacer?
-No lo sé, me gustaría dejar de hablar de lo mal que va el mundo y ponerme a luchar por conseguirlo. La revolución esta en las calles, así que no tengo excusa para no luchar por ella. ¿Y tú?
-Ser feliz, hacer todo lo que he dicho que iba a hacer, hay muchos charlatanes en televisión, hay muchos héroes de un rato... Yo quiero que mi voz tenga eco en los corazones, no en los periódicos.
-¿y qué vas a hacer para eso?
-Reventar todo
La cara de Peter se descompuso, pero la sonrisa de Sofia no podía ser más amplia.
-Si quieres un cambio, no cometas los mismos errores. Esta muriendo gente, esto no es ausencia de paz social, esto es una guerra.

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