miércoles, 19 de diciembre de 2012

Peyote

Era un día nublado, como otros tantos, pero totalmente distinto. Algo había cambiado desde la última vez, mejor dicho, todo había cambiado, pero algunas cosas seguían siendo exactamente las mismas.
Era una carretera que no parecía tener fin, la niebla cubría toda visión más allá de un metro, los árboles marcaban las sendas. Era pleno día, pero a nadie le gustaba caminar con la niebla tan espesa, corrían las leyendas y el miedo acostumbraba a sembrar en los corazones de todo el que paseaba por aquel lugar.
¿qué queda de nosotros después del tiempo?
¿somos un ahora o un ayer?
¿qué podría haber llegado a surgir de los errores?
¿de qué me vale un paisaje bonito si no hay luz cuando acabe el tunel?
Todos sabemos que estos paseos son mejor con un chocolate caliente al final y respirar el aire de alguien que esta lejos, pero que está. No hay nada loable en acabar tus viajes con un cigarro y con un "Nos vemos".
Pero bueno, pensaba que quizá fue su culpa, o quizá no lo fue de nadie, quizá nunca se atrevió o quizá nunca llegó a ser lo que se esperaba de él. Quizá un abogado de gran éxito, un médico que curase una enfermedad importante, un ingeniero que inventase algo realmente útil, un empresario que diese trabajo a una ingente cantidad de personas, un político, un actor, un psicólogo... Pero no, lo único que le satisfacía era comprender la mentalidad de las personas de otros tiempos, aprender datos que le llevaban al éxtasis, comprender a quienes le rodeaban, intentar mantener un status quo en determinados momentos... La empatía es una mierda cuando se espera más de ti.
Quizá se esperaba que sencillamente fuese frívolo, que fuese fuerte, que no fuese un borderline tendente a los altibajos emocionales, que lo mordaz superase a lo sentimental y que lo complejo no afectase a nadie. Pero nadie escapa a una imaginación caprichosa, a unas emociones a flor de piel, y tampoco a la empatía que hace comprender lo que subyace
Quizá se esperaba que fuese el adalid de la seguridad, que se dejase de rosas y fuese más común, quizá era demasiado común, quizá le vencía el bizarrismo, quizá se preocupaba demasiado por cosas que no merecían importancia. Pero es que nadie quiere escapar de ser uno mismo ni de la absurda pretensión de que le quieran por ser uno mismo, pobre iluso, piensa que los gatos son bonitos.
Me le encontré en medio de ese camino, y todo eso lo pensaba yo, él me sonrió y yo no entendía el porqué. Era calvo, como el de la loteria de Navidad, llevaba una camisa color pistacho, yo detesto ese color, pero también tengo unos gustos volubles..., sus pantalones eran azules, sus playeras rojas y su cara de un color que se debatía entre cetrino y pálido, aunque en invierno somos todos iguales.
-Te gusta la niebla, estás caminando bajo ella. Amas ser empático. Eres muy bizarro, pero eso no es negativo. Estás algo desequilibrado, pero encontrarás a quien no tenga que aguantarlo, sino que te quiera por esos desequilibrios. Tienes defectos y eres una continua decepción, pero sólo para ti mismo. En cuando al amor... Bueno, yo no puedo hablarte de eso, en mi vida lo he sentido pocas veces, te llena, si, pero también te vacía si no sabes llevarlo, y nosotros... no somos el colmo de la estructuración. Hay que saber darle la importancia que tiene. Así tienes un triángulo, tus expectativas, tu forma social de ser y el amor. Son tres, si descuidas una las otras se creerán muy importantes y te darán por el culo... Ten cuidado, sonríe más y llora menos, que te van a salir unas arrugas muy feas. Y deja de fumar, no sabes lo mal que te deja los pulmones al cabo del tiempo. Y los gatos son bonitos,si, desde luego, pero con el tiempo verás que te dan alergia. Tú eres más de casa rural y de perro, aunque te va a costar asumir que tengo razón... Eres un cabroncete soberbio.
Con esta tesitura el señor calvo desapareció, me dejo flipando y pensé que debería dormir más... Pero también con una reflexión buena
Adelante, el camino no se va a hacer solo

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