domingo, 14 de octubre de 2012

Zoquetes

Eran todos iguales, no hay esperanza para quien preguntando cosas diferentes encuentra monosílabos.
Toni estaba harto de escuchar las mismas opiniones sobre su modo de vida común, sobre un sentido de la vida que iba marcado por ideologías preconcebidas, por que todos exigiesen un hueco en los asesores que coordinaban todos los ámbitos de su existencia.
Su vida le pesaba, su entorno le molestaba, los prejuicios se la sudaban y los modelos de vida no suponían estar vivo. Todo empezó a cambiar de forma súbita, dicen que las revoluciones han de ser un golpe rápido y ejemplar, algo que llega para cambiar todo por un tiempo indeterminado... En los seres humanos lo llamamos giros, pero con Toni lo llamaremos Revolución. ¿por qué? ¿por qué no?.
Su pelo a tazón llevaba demasiado años siendo motivo de mofa, así que se cortó la mitad del pelo de la cabeza dejando un peinado estrambótico con trasquilones, quitó los cinturones de sus pantalones negros del uniforme, los rasgó en las rodillas y deshizo el bajo, cogió un jersey viejo de su padre para ponerse por encima. Salió a la calle de aquella guisa y se fue a casa de su novia, típica joven con collar de perlas, pendientes de perlas, pulsera de perlas... Toni sospechaba que sus bragas también tenía bragas, pero sólo podía quedarse en suposiciones hasta que llevasen los años que estimasen sus padres. Pero bueno, todos los demás conocían los secretos que cuentan los mordiscos en los muslos y a él no le resultaba extraño, era bien guarra.
-Mira Lucía, muérete.
Ella empezó a reírse de su peinado, de su ropa y de su cara mal afeitada. Toni empezó a reírse también
-Mi peinado cambia, mi ropa esta hecha aposta y las cuchillas han avanzado bastante... Todo es solucionable, pero cuando pierdes el número de amantes siempre llegan sorpresas. Cuídate, tus amigas te dicen que no cambies, yo te digo que sigas así de puta. Besis
Ella seguía mofándose.
Se fue al parque, compró un poco de marihuana y empezó a fumar con los que iban a ser sus nuevos colegas, no quería amigos que le impidiesen vivir. Les compró una braga y un gorro, una sudadera bastante cutre y unas playeras en lugar de sus zapatos. Cuando les dijo que iba a robar a pijos, le dijeron que no querían perderse la fiesta.
Así, fue uno por uno moralizando su pasado, pegó a su ex suegro, a su círculo de amigos con los que compartía novia, se volvió a colocar y se fue a reventar los cristales del mercedes de su padre. Con la pasta que sacaron de los pijos se fueron a un salón de tatuajes y se hicieron una estrella judia.
Cuando dijo que se iba hacia su casa, sus nuevos colegas le golpearon hasta dejarle inconsciente, le dejaron en calzoncillos y se piraron mofandose de él.
Toni pensó en hacerse amigo de unos nazis y pegar a los guarros del parque, pero cayó en la cuenta, hay prejuicios que son instintos y es mejor seguir. Cambiar de aires no te hace menos pringado, dañar a otros con violencia desproporcionada no te va a hacer tener la razón y... ¿por qué coño te tatúas una estrella judia?
Somos acto, para ello dependemos de nosotros mismos, podemos apoyarnos en otros, pero no hacer de ellos nuestra esencia. No es cuestión de personalidad, es dulce y excitante raciocinio

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