No hablemos de respetos ni de tratos de cortesía, hace tiempo que sabemos que no va con nosotros. La resignación al hola y adiós no es para gente como yo, decidí que me acotaría con quien quisiera y hace tiempo abandonaste la prioritaria recta de lo prohibido... ¿quién iba a quedarse en ella, Razón?
Dirás que soy un hijo de puta, pero bueno, me fui acostumbrando a los calificativos cuando me despedí del sentir. ¿quién dijo miedo? Tú, ¿quién sino?
No volví a confiar, pero siendo un órgano que se dedica a bombear sangre nadie necesita otra cosa que instinto y pasión, me dedique a cumplir con celeridad y convirtiéndome en maestro de despechos con la escuela de la victoria a mis espaldas... ¿qué les jodía? Pues que se jodiesen.
También desistí a llamarte de usted, sólo eres coherencia y razón, la coherencia es el fundamento del aburrimiento y la razón es la condena a la eterna duda. Dejarse llevar no supuso la opción de un amor que había caducado con vistas a que la razón y el corazón no estaban obligados a entenderse. Fracasamos un año antes de llegar a mirarnos a los ojos y ver pozos que habían sido oportunamente vaciados.
Y decía Manrique que las vidas son los ríos que dan a la mar, pero era joven y no estaba preparado para morir por algo, los corazones también tenemos derecho a ser cobardes, todo el puto día dando impulsos a la sangre no quiere decir que me sobren los huevos para enfrentarme a dejar de moverme a cada segundo.
Y mira Razón, los buenos ratos los pasé sin más que ser presa de los latidos más fuertemente acompasados, fueron buenos ratos, si, creo que en alguna ocasión llegué a fibrilar por la emoción y estoy seguro de que expulsé la sangre adecuada para que nadie considerase la necesidad de volver a ver abiertos mis ventrículos durante la diástole más bizarra. Bueno, eso es algo que nunca tuve valor a cambiar, me volví bizarro hace años y cuando tú, puta razón, hiciste un ataque preventivo dejé todo en su lugar... Prometo no haber dicho nada coherente en estos años, ni haber vuelto a mirar al cielo buscando si allí arriba alguien arrastró a mi cordura. Dicen que es bello estar loco de amor y que sino amar es una locura, pues espero que no sea un absurdo como la sinrazón del desamor. Aunque pensándolo bien, un corazón puede decir te quieros a la soledad y sentir la primavera baldía en cada mirada que prometa un punto fijo...
Miren ustedes, sé que están leyendo esta carta privada al señor Razón, y están riéndose de mi. Si no tienen nada mejor que hacer es que están tan vacíos como mis venas en sístole, juntense a escribir epístolas al más absurdo de los argumentos. A la Puta Razón
De verás se cree buena con argumentos y plagando de miedo nuestras cosechas... Pues no a mi, no así
Es, sin duda, una carta sentimental. No podía ser de otra manera, por supuesto. Supongo que los que hablan de palabras dichas con el corazón en la mano intentan acercarse a este texto escrito con la pluma en el corazón. Es lo que tiene que ser, más aun, es lo que es.
ResponderEliminarY... «la coherencia es el fundamento del aburrimiento y la razón es la condena a la eterna duda». Esa es una frase que bien podría haber sido proclamada por una pequeña bolsa de músculo borracha de sangre, un corazón irracional e interno, siempre en medio, siempre entrometido, tan diferente de la fría y apartada mente de la periferia, que observa calculadora desde su alto trono de hueso.
¿Quién se atrevería a llevarle la contraria?
Bien hecho.