martes, 16 de octubre de 2012

El Laurentiano

Caminaba por las calles de su Real Sitio con gracia y soltura, no tenía nada que temer, sus Ray Ban le amparaban y la nube de humo le delataba.
Nada iba a perturbarle, ni los chillidos de los niños que posiblemente tuviesen algún rasgo de parentesco con su real escroto, provenía de la más alta nobleza hacendística y provinciana, pero no era un chico de provincias al uso. Sus camisas de cuadros, sus camisetas con alusiones a la monarquía que derroto al hombre del que era súbdito y sus pantalones demasiado ceñidos, daban a entender que El Laurentiano no era alguien más.
No era un héroe, pero su parsimonia le obligaba a que sus músculos no fuesen empleados para las peores tiranías, sus bíceps se desproporcionaban con su espalda, su tríceps aludía un anómalo crecimiento posterior al crecimiento óseo, sus ojos azules los conocían sólo en privado y nadie había visto barba en su rostro. Se rumoreaba que era eunuco, pero que todos los niños en 3 kilómetros a la redonda recibiesen unas gafas de sol y un paquete de Pall Mall el día que nacían delataba que su virilidad era algo que no necesitaba amparar con pobladas barbas o amantes conocidas... Le sobraba con ver a los niños intentando imitarle... Nadie era capaz de imitar a El Laurentiano
En Madrid se había ganado fama de ser un joven callado, introvertido y que pasaba desapercibido, pero subyugaba a todo su entorno para conseguir sus propósitos que le había delatado la cara B de un vinilo de los Beatles
"You'll gonna great when you have all our material...
Or something, we are so fucking stoned. 
Ok, we'll give u' our Yellow Submarine, 
OUH YEAH BITCHES!"
Tenía un objetivo, ese puto submarino sería suyo, y usaría a esos pseudomadrileños para conseguirlo y después... Se colocaría dentro del submarino amarillo... Les dije que no era un héroe.
Se acercaba su cumpleaños y recibió un paquete, el remite era "ONO, Y." . Dentro había un Pen Drive que ponía
"Give me strong OUAHUUUUAAHAAAAAHDDUAAA"
Pusó el pen drive en su portátil y salió Yoko Ono... Es bizarro, lo sé. Empezó a gritar delante de un micro, El Laurentiano sabía que era una prueba. Después apareció McCartney cantando una extraña versión del Coming Up y el joven sabía que era su momento.
Abrió su paquete de tabaco, encendió un cigarro y sacó un bolsón de Marihuana del sofá. Se lo enseñó al Beatle de la pantalla que le guiñó un ojo. 
Alguien llamó al timbre
Los Beatles entraron, incluidos Lenon y Harrison, todos bailando y cantando en inglés, su portátil se había convertido en un submarino que había perforado el techo del vecino de abajo, le daba igual, el aroma que entraba con los Beatles le colocaba demasiado como para pensar, de pronto se escuchó un grito y entró Mick Jagger poniendo morritos y bastante puesto, tras él Roger Dartley en un pésimo estado de salud, pero abanderado con su British flag... Nada malo podía pasar, pero también sabía que eran las 22:35 y que no iba a sobrevivir la hora y 25 minutos que le distaba de los 20

2 comentarios:

  1. ¡Desafortunado sea aquel a quien, habiendo leído uno de tus fragmentos, le pregunten "¿de qué trata?"!

    Simplemente, algo tan variado y desconcertante no garantiza que, al terminar, se mantenga el mismo tono, el mismo argumento, el mismo personaje, ni siquiera que el lector sea del todo la misma persona.

    Así que —en la medida en que yo sea aquel que empezó a leer la primera línea— mis felicitaciones.

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    1. Jajajajaja, nunca me habían llamado inconexo con tanto estilo, incluso le has sacado algo positivo.
      Muchísimas gracias, tengo mucho que aprender

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