domingo, 9 de septiembre de 2012

Algo de Rabia

Saul vivía su vida como si fuese una conexión de canciones, un baile eterno que le llevaba dando tumbos entre objetivo y objetivo, cuando caminaba lo hacía con una gracia especial, como si fuese flotando. No tomaba drogas, el alcohol le dejaba mal cuerpo y el tabaco le parecía una forma de profanar su templo. Saul era alma, era eterno y era efímero, era rey, era conde y era plebeyo. Saul era pasión y sosiego, era paz y guerra, era todo y era nada. Saul era un ser tan único como común, era un espíritu más entre todos los que se apelotonan en los autobuses camino a la universidad, era un joven con aspiraciones y con modestia, no era más que uno más.
Aquel día se vio solo, Ella, su alma gemela, le había dejado, mil canciones le hablaban del desamor, pero no había Dj que se atreviese a componer algo tan penoso como su alma, no había palabras que definiesen su dolor, tampoco ritmo que supiera mantener la frecuencia de su alma desgarrada. No tenía donde ir, no había nada anterior a Ella. No le importaba el lugar al que pertenecía, no le daba tiempo a pensar en que le depararía el futuro, pues su presente estaba roto. Era un juguete del que se habían cansado y ahora no tenía nada más que comprender. Se dirigió  a una taberna irlandesa cercana al lugar de la ruptura.
Saul con su chándal de colores brillantes, su pelo afro y sus gafas azules modelo Wayfarer, no dejaba a nadie indiferente. Odiaba pasar desapercibido, le encantaban los rumores.
Una joven se acercó a su lado interesada, empezó a preguntarle por su vida, a Saul realmente le daba igual. La joven le pregunto por sus problemas, a todo respondía que le entendía, que sabía por lo que estaba pasando y que todo se pasaría pronto. Saul se enfadó y respondió airado
-¿Qué coño sabes tú? Eres la típica tía que se las da de empática, aquella que cree que sus problemas de elegir a quien se folla son comparables a la ausencia de una esperanza o una idea de futuro. Alguien que es capaz de comparar la paga de papi con el fin de uno de los pilares de mi existencia, un subser como tú, que se cree capaz de inmiscuirse en unos problemas que le quedan muy grandes, alguien que me dice que debo hacer cuando yo sólo quiero beber y olvidar que hace tiempo que nada va bien. Un ente abstracto que piensa que puede comprender mis dilemas existenciales por haberse sentado a hacer su buena obra, o peor aún, una entrepierna libidinosa que busca un rato fácil con el tío excéntrico. Puede que consideres que rozo el suicidio y que tus palabras pueden llegar a consolarme, quizá creas que de ti depende el equilibrio del universo. Pues mira, no me importas una mierda, lo único que me jode es haberme quedado sin batería en el ipod y no saber fingir mejor, porque realmente te considero inmadura e insustancial, pero ¿qué más da? Seguirás hablando y contándome historias insulsas sobre tu aburrida y monótona existencia que considera variación a un amigo vomitando por cantearse bebiendo. ¿Sabes lo qué es lo eterno de lo efímero? La palabra que todas repiten como una eterna sucesión de ligeras gotas a 99º sobre mi sien. Esa palabra que todos empleamos en algún momento y que arruina todas mis relaciones. ¿Sabes cuál es, niñata?
-Pues no, pero creo que...
-Esa es vilipendiada pedorrilla, "Pero", siempre hay un pero, y tu eres un jodido Pero a mi exquisita Guinnes, así que mueve tu pijerio de vuelta a tu círculo snob de pseudo-amiguismo y déjame vivir.

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