domingo, 17 de junio de 2012

Alma Madrastra

"A man can be happy with any woman as long as he does not love her." Wilde. O. El Retrato de Dorian Gray
 
Ambos tomaban un café, a ninguno les gustaba, a uno le provocaba verborrea, la otra sencillamente odiaba las palabras del hombre, le daba igual que fuese café, té o chocolate.
El joven estaba allí por negocios, ya sabéis, de esos tratos que hace el corazón para que su dueño no se quejase de oportunidades. Ella estaba allí por negocios, se dedicaba a quitarse espinitas y ese chico había rechazado su cuerpo hacía 15 años, ahora se sabía muy superior a él, veía su desesperación sexual e iba a aprovecharse.
Los ojos, las caricias, ofrecerse a invitar con tanta rapidez... hacían ver a Lucía lo mucho que ese gañán se moría de ganas por su cuerpo. Ella sabía como tenía que mirarle para que se hiciese ilusiones, no era más que un pobre diablo. 
"¡Mírale, hasta tiembla!"
Luís, mientras tanto sencillamente pensaba

"Joder, que pereza, no tenía ninguna gana de venir... ¿cuándo podré romper las apariencias y decir que me gustan los perros? Maldita sociedad"
Decidieron pasear 
Lucía empezó a sentir que lo de que la canela excita no es un mito, además se percataba de las miradas que le lanzaba Luis furtivamente, estaban en un parque en Oviedo, hacía frío y la oscuridad les amparaba... ¿podría ser todo más excitante que la atracción que provoca el odio?
A Luis se le antojo atractiva, pero no tanto como Blaky, su potente Pastor Alemán que le esperaba en casa.
Ella empezó a notarle ligeramente distante, quizá se estaba haciendo el duro... Así que, sin mediar palabra, pues creía que estaba todo dicho, se lanzó a él.
Luis no esperaba eso, nunca había besado a una mujer, y sencillamente le estaba pareciendo asqueroso, la alejó de un empujón, miró a sus ojos negros casi llorando y salió corriendo. Se sentía humillado, insultado, vejado...
Lucía no entendía nada, se acercó al puente y se lanzó, cuando estaba cayendo abrió su paracaídas y planeo hacía su casa, las carcajadas por haber traumado al amante de los perros se podían oír por todo el casco histórico de Oviedo

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