domingo, 20 de mayo de 2012

C I

Coitus interruptus
La luz alumbraba una mañana desde los edificios, no se podría decir que eran las 12 o las 15, es verano y siempre hace un sol demasiado radiante, no había nubes y la jornada sonaba a domingo por el poco ruido de la calle. Era un día más o un día menos, a Shane le daba bastante igual. Miró a su lado para ver con que había acabado la noche anterior.
"¿Será guapa? ¿Será una mujer? ¿Me dará pena no haber acabado siendo zoofilico practicante?"
Lo cierto es que la joven de su lado no estaba nada mal, un pelo castaño realmente claro, recogido en una trenza graciosa, una cara tirando más al círculo que al cuadrado, una barbilla muy graciosa, una nariz pronunciada, pero no propia de Rossy de Palma, un cuello delicioso y, ¡vaya!, los ojos marrones, acababa de despertarse.
Lo recordaba de forma vaga, era una chica asturiana que había conocido en una fiesta de... Eso no lo recordaba, si no le fallaba la memoria se llamaría Cristina y era una joven estudiante de veterinaria. No se atrevía a hablar, pero estaba en las distancias cortas es difícil disimular que estas dormido.
Sin mediar palabra, pues todo estaba ya dicho volvieron a la acción.
Sus cuerpos se encontraron donde lo habían dejado la noche anterior, la cocaína no estaba tan presente,l podría resultar que estaban más cohibidos y pudieron saber conscientemente lo que hacían, pero cuando hay ganas sobran los argumentos y se anula la necesidad de una causa.
Ambos cuerpos se fusionaron una y otra vez sin excusas de ningún tipo, sin vergüenza entre dos cuerpos que ya se conocen, sin tapujos comenzó la historia más bella que puede comenzar un día, y es que para ellos no era sexo, sino deleite y placer, representando la palabra de Epicuro como si fuese una obra de teatro con el escenario de una habitación y el telón de sus sábanas. Eran dos, pero no parecía sino un popurrí de piernas manos y cabezas que se encontraban en todos los ámbitos que podían.
A Shane se le había olvidado ya si era su casa, la de Cristina, la de un hotel o si estaban en una caja de cartón en medio de la Puerta del Sol, pues cuando el placer le llamaba se le olvidaban todas las complicaciones. Sin embargo, las complicaciones tienen llaves...
Recordó de súbito a Lucía, su pelo negro, su rostro angelical, sus gafas verdes, sus faldas de colegiala, su cuerpo oculto por una toalla... Aún estaba dentro de Cristina cuando ya estaba pensando sexualmente en su querida novia.
Shane- Tienes que irte
Cristina-¿Qué? ¿por dónde?
Voz de Lucía en otra estancia-¡Cariño!, estoy en casa. ¡Me meo toa'!, ahora voy a verte
En ese momento, Shane estuvo a punto de echar a Lucía, odiaba su espontaneidad.
Shane-¡Por allí!
La estratagema funcionó, bueno, Cristina estaba en el portal completamente desnuda, esperaba que hubiese cogido todo, sino sería una putada.
Shane se apoyo en el marco de la puerta del salón disimuladamente
-¿Qué tal por...?
-¡Eres un desastre! He estado en...-Lucía se quedó mirando directamente su erección-Te alegras de verme... ¡pillín!
-¡Siempre mi amor!
Y aquí delimitan los placeres mundanos, cuando el placer daña a otros sigue siendo placer, pero ¿la conciencia? Pensemos que hay gente que mata sin tener pesar... ¿qué le importará esto?
Un saludin

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