lunes, 14 de mayo de 2012

Chocolate, cactus y sangre

Era una chocolatería céntrica, dos hombres vestidos con traje sentados el uno frente al otro hablaban de cosas que podían parecer triviales al que pasase por allí, pero estaban organizando algo muy grande
Axel llevaba un traje de color azul, una camisa negra y una pajarita verde. Era rubio, tenía una perilla similar a la de Velázquez, un cuerpo atlético y era el director de una de las mayores empresas del mundo: El continente Africano 
Pietro llevaba un traje blanco con una camisa roja y un corbatín morado. Era pelirrojo y tenía barba de ese mismo color, de pequeño le llamaban oxidado, eran fáciles las bromas criandose en las zonas más conflictivas de Nápoles, era fácil destacar con esas características. De los que le insultaban abiertamente no quedó ninguno cuando le regalaron una pistola. Pietro no se llamaba Pietro, pero ningún italiano sabia pronunciar su nombre, así que su protector le llamaba así, como el hijo al que perdió, como la joven piedra para edificar un imperio que se extendía más allá de Italia. Pietro medía cerca de dos metros y en sus abdominales se podía secar la ropa.
¿Qué hacía un sueco y un italiano en la Chocolatería Valor cercana a la céntrica plaza de Callao? Evidentemente, hablar de ópera.
Ambos se habían conocido en una fiesta que había organizado el presidente de un país africano, un presidente que estaba a nómina del propio Axel, allí habían descrito su amor por la ópera, por las armas, por las drogas blandas y sobre todo... por el chocolate.
Los dos quedaban en sitios diferentes del mundo una vez al mes para probar los mejores chocolates, esa chocolatería no era lo mejor del mundo, el chocolate era demasiado espeso y abusaban del azúcar... Aún así estaba rico, potenciaba hormonas del placer y no necesitaban actividad sexual... Eran eruditos del hedonismo.
A- ¿Mucho lío con los dichosos rusos?
P- Cada día me dan más asco
-¡Buah! Te los cambio por los paletos con los que lidio
-Ni de coña, no se cual es peor
Ambos soltaron una carcajada y pidieron otro chocolate
-¿nunca has pensado en si te iría bien una mujer en tu vida?
-Sí, claro, pero después tuve una.
-¿No las consideras necesarias?
-Por supuesto, pero no sentimentalmente
-Mmmm
-No me vengas a joder con que te has enamorado y quieres tener hijos... Mataré a cualquier mujer que nos quite los ratos de chocolate
-Haha, no has de preocuparte por eso. Pero puede que...
-No digas tonterías, Pietro. Si tienes dudas es que no merece la pena lo suficiente
-Si me lo planteo es que hay posibilidades
-El amor no es racional, en el momento en el que tienes dudas es que no hay amor. Tendrás ganas de follar, ganas de ver una película con un helado de Ben&Jerry's, pero no de hacerte una vida con ella
-Pero puede que sea la razón la que me haga dudar de mis sentimientos
-Puede ser, pero si piensas es que no has tomado chocolate, demasiado azucarado, suficiente
-No sé
-¿Qué opina ella de que seas un mafioso?
 -No sabe que lo soy
-Si sigues con esta locura, déjame estar allí cuando lo digas
-Quizá lo deje por ella
-No hay cosa que te haga más feliz que matar y torturar... ¿cómo se llama?
-Aún no tiene nombre
-Madre mía, si buscas no encuentras... Es algo que tengo claro
-¿Entonces?
-Pues espera... Yo me casé con 24 años, estuve 10 de feliz matrimonio, 2 de divorcio y después me compré un cactus.
-¿Un cactus suple las carencias afectivas?
-No, pero cuando llego a casa alguien me recibe, puedo pasar dos meses fuera de casa y se que hay alguien que me necesita para vivir, alguien que no me impide vivir y que no me pedirá explicaciones.
-Pero no puedes compartir tus intereses, tener una conversación, tomar chocolate, abrazarlo...
-Puedo compartirlo, y se los suyos: Agua una vez cada dos semanas, para las dos siguientes te tengo a ti una vez al mes, y abrazarle puedo, pero duele... Aunque cuando abrazas a alguien a quien amas tienes riesgo de que no te pinche, sino que te duela cuando se vaya.
-Eres hilarante, rozas el absurdo con teorías lógicas.
-Ya, ¡así conquisté África! con ironías de la vida. Ahora pago por un chocolate delicioso y tengo lo que más me gusta en esta vida: Chocolate y buena compañía.
-Pero yo no te puedo follar, ten cuidado con confundir términos
-Seguro que tienes el culo peludo, para eso me quedo con mi cactus.
-Pero puedo depilarme
-Claro, yo si depilase a Clint, mi cactus, moriría, y al fin y al cabo cuando cambias a alguien deja de ser quien era al principio, entonces esa persona a la que coges cariño muere igual.
-Hay que ver lo filosófico que te pone el chocolate malo
-Hay que saber disfrutar hasta el chocolate malo, puede ser el último.
-¿Cómo disfrutarlo si sabes que no tomarás más y no es el mejor?
-Es el mejor porque es el último, ni el más delicioso te sabría igual. Es como el amor, cuando amas una vez ya puedes morir tranquilo.
-¿Y si no has amado nunca?
 -Tu vida es una mierda, a mi al menos me quedan mis recuerdos de haberme sentido así y Clint
-Yo he amado
-Pero seguro que la mataste, eres un napolitano loco
-No, fui feliz en esa época, pero como se les dice a las madres: "Me liaron"
-Te liaste tu solo
-Ella se fue
-Nunca nadie en la historia se ha ido sin que le des una razón
-Pero yo no hice nada mal, ¿entonces es la vida un sencillo cúmulo de sentimientos?
De pronto alguien entró de forma precipitada en la chocolatería, Axel miró a Pietro
-¿Has amado?
-Si
-Entonces muere sonriendo
El primer disparo no vino del hombre que tenían delante, sino desde detrás de la cristalera que daba a la calle, nadie se preocupó de contar las balas.
Esa tarde murieron dos hombres que habían sido felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario