jueves, 29 de marzo de 2012

Disparar al aire

Laura estaba en su habitación, escuchando música y realizando planos en su escritorio. Cuando estaba metida en la labor empezó a notar que golpeaban su ventana, era raro, ya que estando en un primer piso y con el día tan soleado que había hecho, era mas que muy raro.
Pensó que serían los puñeteros niños de la calle como siempre, pero hoy tenía una botella de agua que tirarles. Se dirigía con decisión hacia la ventan cuando su vida cambió.
Iba con la idea de reprender la actitud de unos jóvenes traviesos, cuando se encontró a un hombre en medio de la calle con un rifle, un arma que apuntaba directamente hacía ella.
Vio un fogonazo, escuchó un estallido, una ventana que se hacía mil pedazos y después un fuerte dolor que atravesó hombro.
Su alarido se extendió por toda la casa, pero fue respondido por una explosión en el salón que pudo escuchar aun con la puerta cerrada. Varios disparos, gritos de terror de su madre, insultos de su padre, ladridos y después silencio... Esa clase de silencios que son antesala de algo horrible.
En el suelo, con el dolor en el hombro se tapó la boca para evitar emitir ruido alguno, estaba intentando escuchar.
-¡Vaya mierda!
-Joder, menuda full, nos hemos equivocado de casa...
-Además dice Chuso que a la chica no ha sido abatida, que solo ha dado en el hombro...
-Qué cagada, habrá que rematarla, ¿Que habitación es? cuanto antes mejor...
Eran tres hombres los que hablaban, no tenían acento notable, pero eran todos adultos y la autoridad del tercero en hablar era muy notable. Había tres habitaciones, quizá la encontrasen a la primera, quizá a la segunda, pero a la tercera no escapaba... De pronto escuchó más pasos, pasos pesados
-Lo siento, he fallado, se ha lanzado hacía atrás...
-No te preocupes, pero acaba tu con ella, tienes más tacto que estos animales, no tardes, te esperamos abajo.
-No podemos habernos equivocado, los datos...
-Los datos son erróneos, acaba tu cometido y vámonos.
Los pasos abandonaron la estancia, uno abrió su puerta de golpe, se la encontró en el suelo, encogida y arrastrándose hacia una esquina.
Era un hombre de un metro noventa, con pasamontañas, vestido con ropa de calle y con el rifle que había atravesado su cuerpo a la espalda.
-Lo siento chica, pero...
-No me mates por favor... no lo hagas... te lo suplico
Laura aprovechó la piedad de los ojos de Chus, parecía muy humano, muy afectado
-Esto no tenía que ser así, he visto los planos en tu mesa, yo también empecé la carrera de arquitectura...
-Por favor... Se lo suplico señor...
-Ains, lo siento, no tenías que haberte echado atrás, esto es duro para mi...
Un claxon empezó a sonar de forma continua desde la calle, se estaban impacientando
-Sea lo que sea no diré que sigo viva... no me mates... Chus, ¿te llamas Chus verdad?
-Joder, cállate.
Chus saco su pistola y la apunto a la cara
-No, por favor...
Tras eso se puso a sus pies a llorar y después empezó a rezar
-Arg...
Disparó a la pared 6 veces, Laura solo grito ante el primer disparo, después lo comprendió.
-...
-Cuando venga la policía diles esto, y que te escondan bien... siento lo de tu familia y lo de tu perro, era bonito
Tras eso se fue corriendo, escuchó desde la esquina de su habitación como entraba en el coche y el primero que había hablado le decía:
-¿Seis disparos para una cría? Eres un sanguinario, ¿o no sabes dar a blancos móviles?
-Cállate, es fácil matar en caliente, pero me gustaría verte a sangre fría...
-Es igual, todos son iguales
-No es así, tío... No es así en absoluto

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