lunes, 21 de enero de 2013

Tortugas

Era un amplío caserón, se celebraban grandes fiestas amparadas en la superficialidad de lo ostentoso. Era todo muy barroco, con la desconcertante decoración habrían sido capaces de redefinir el Rococo.
El anfitrión no estaba listo, pero su sobrino andaba por allí, le tocaba recibir a los invitados. Odiaba aquel frac, odiaba aquella pajarita, odiaba aquella gente, odiaba hasta los colibris de oro que se encontraban coronando las barandillas de la entrada. No le habían hecho nada, y eso era una buena razón para odiarlos.
Su pelo era alborotado, púrpura, su cara plagada de espinillas y con una media sonrisa de superioridad frente a aquellos snobs, ellos no sabían nada de la vida.
Empezaron a llegar, primero las familias de menor graduación social, era la norma, los nuevos nobles tenían que ser puntuales. Para el joven cara cráter eran pijos pobres, no tenían donde caerse muertos, pero iban allí a comer a casa de su tío, unos aprovechados.
-Buenas noches duque, ¿qué tal el viaje?
-Horrible Tom, hace un frío horrible en estas tierras vuestras
-La temporada de entretiempo a mi también me pone enfermo
-Oh, creces muy saludable, sigue así
Le toco el pelo desordenado, odiaba ese paternalismo.
Después llegaron los marqueses, si los anteriores eran unos nuevos ricos, estos eran unos snobs acomodados, la oronda barriga del marqués que desabrochaba los botones más céntricos de su frac
-Buenas noches señor marqués, ¿qué tal el viaje?
-Horrible, hace un calor deleznable en estas tierras del sur
-Es terrible, yo me he tenido que cambiar de traje dos veces
-Normal hijo, yo tendré que ver como aguanto esto... Mira a ver si podéis rebajar la calefacción
-Desde luego marqués.
También le revolvió el pelo
Más tarde tocaba la llegada de uno de los condes, tenía que tratarle especialmente bien, eran gente importante para su tío. Para él era el más pretencioso snob que se había echado a la cara.
-Buenas noches señor conde, ¿qué tal el viaje? ¿algún imprevisto?
-No, no, todo bien. El clima en este lugar es maravilloso, me planteo comprar un terreno por aquí
-Pues si lo requiere le pondré en contacto yo mismo con algún terrateniente
-Oh, sería fantástico, habla con mi botones, yo tengo prisa
Él no le agito el pelo, le molestó, si quería el paternalismo de aquel snob
Cuando estaba cerrando la puerta, le interrumpieron
Era un simple hidalgo, Tom les odiaba en general, pero a ese señor aún más. Su pelo castaño enmarañado, su abrigo raído, sonrisa marcada y con una barba profunda. No podía encontrar más crítica a su forma de ser que su impertinencia, su mordacidaz y su soberbia. Si los demás eran condescendientes, analfabetos, altivos o pedantes, éste otro era de su edad, pero con muchísima cara dura, más ironía y con el sarcasmo más afilado. Sin embargo, su tío le tenía un cariño personal, ustedes me entienden.
-Buenas noches, ¿qué tal el viaje?
-Es irónico que me digas buenas noches, afirmando que las son y después me preguntes por el viaje, eso implica o que eres adivino y sabes que ha ido bien, o que te da absolutamente igual. En ambos casos, mi respuesta te da igual, sin embargo yo preguntaré. ¿buenas noches?
-Si señor.
-Oh que bien, ¿es cómo finges tú o debo poner mayor énfasis?
-No señor, así está bien.
-Madre mía, no me llames señor, soy más joven que tú.
-Permítame dudarlo... Usted tendrá 30 y yo sólo tengo 20.
-Uy, pero te refieres a la edad física, yo me refiero a la forma de vivir la vida. Tu forma de vida es tan anodina que no me explico cómo no has muerto de aburrimiento
-Yo me divierto mucho
-Si vamos, estás reuniones sociales son la puta risa. Dudo que salgas mucho más allá de estas cuatro paredes.
-Estoy preparando mi entrada para los estudi...
-Estudios, bueno, son interesantes si sabes vivirlos. Salir a comprender que pasa por ahí, qué ocurre, cómo puedo aplicar lo que estudio. ¿qué estudias ser inerte?
-Leyes
-Y me dirás cuál sería mi castigo si de pronto saco dos pistolas y acabo con todo el snobismo que impera en esta casa
-Pues sería usted condenado a cadena perpetua, en esta zona no se aplica la pena de muerte
-No, eso sería mi sanción, mi castigo sería el ostracismo de mi entorno, el odio de los supervivientes y la venganza de los seres queridos de ese túmulo de snobs. Y en cuanto a la pena de muerte, has visto al último que ha entrado antes que yo, la pena de muerte sólo se aplica si alguien te quiere y le da lástima que te ejecuten, dudo mucho que ese término sea correcto. A mis gatos les jodería mucho que embargasen mis propiedades y tener que buscar comida por las calles, pero tanto como pena... Pena para mis dos pequeñas tortugas que morirían de hambre. Ellas se quieren, son felices, diría que la tortuga hembra esta embarazada, y ella no podría llegar a ser madre.
-Señor, ¿dónde quiere llegar?
-Dónde... ¿No te has preguntado por qué tu tío no está hoy en casa?
-Está arriba
-Pero no le has visto en todo el día
-No...
-A eso quería llegar, a cumplir con los asesinatos que tu tío me ha pedido, yo nunca he sido hidalgo, ni su putito... Soy el que tiene que empezar con un disparo en tu pecho. Ahora siempre serás más joven que yo, pero si hubieras elegido ser libre... ¡ay, si hubieras elegido ser libre!
Un fogonazo surgió de dentro de la gabardina del hidalgo

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