viernes, 8 de marzo de 2013

Historias de bar

Entonces entró con el bate de baseball en aquel bar, ya no había marcha atrás. Se sentó en la barra del bar, estaba empapado, se quitó la capucha y pidió un cortado, un vaso de agua y un par de hielos en una servilleta.
Un señor con traje se levantó del lugar y salió corriendo dejando diez euros en la mesa, lo mismo hicieron dos snobs en la otra punta del local y un señor mayor que apuró su cerveza. 
Sólo se quedaron el barman que limpiaba los vasos sin interés por el bate que tenía en sus manos, y una señora que leía un periódico mientras se abstraía del mundo.
-¿por qué madera y no aluminio?
La voz de la señora le llegó alta y clara, se había sentado a su lado
-Me gusta más como suena, es más natural, y reduce la vibración que descargas al hombro
-Si, muy bien todo, pero tu no usas ese bate para jugar
-Lo dice por las marcas, ¿verdad?
-No, lo digo porque tienes la sudadera húmeda, y aunque sea negra... se nota, y hueles a ese dulce olor a sangre, ya sabes, olor entre agrío y dulce, ese olor metálico que se vicia los días de lluvia.
-Vaya, es usted perspicaz señora
-Señorita, te advierto de algo, cuando ellos lleguen, ese bate no te va a durar mucho. Cuídate
La señora se fue y el chico apuró su café, de pronto irrumpieron varios hombres que en menos tiempo del que tuvo para darse cuenta le habían rodeado. 
-¿qué queréis?
-Te buscan por unas deudas al corazón, doscientas espinas clavadas en un alma rota y vanas esperanzas de casamiento
-¿qué?
-Es coña, nos debes pasta
-Me folle a tu perro
-¿Qué?
Entonces todo se nubló de nuevo, la sangre brotó en el ambiente mientras sonaba Child In Time, y el camarero limpiaba más vasos, efectivamente, el bate se rompió pronto, también la taza del cortado y los hielos aguantaron un poco más, pero la sangre salía igual de bien.
Peleó como un héroe absurdo, con un sinsentido glorioso, recibió un par de cortes, se escucharon disparos, se apagó un foco y el camarero seguía limpiando sus vasos. 
De pronto el chico se encontró en medio de unos 10 cuerpos que gemían y gritaban por partes de su cuerpo, él estaba jadeando, su sudadera se había rasgado por varios puntos y estaba sangrando por un costado
Se levantó y se dirigió hacia la puerta
Entonces un vaso se estampó sobre su nuca dejándolo completamente inconsciente
-Nadie se va sin pagar

Y es que nadie se moja hasta que entran en conflicto sus intereses
Y es que nadie se preocupa por nadie en la gran ciudad

No hay comentarios:

Publicar un comentario