domingo, 29 de septiembre de 2013

8 disparos

-Volvían a oírse los pasos de aquella estrecha ciudad.
Las calles se antojan demasiado estrechas cuando los hogares menguan y todo huele a mudanza.
¿Sabéis a qué me refiero? Si, a ése olor a cambio, yo sólo puedo identificarlo con el antipolillas, no sé, es cómo sacar una gabardina que nunca has usado y decir, "¡Está como nueva!"
Siempre he sostenido que los cambios suceden por algo y, sobre todo, estos cambios nunca son repentinos. Vienen, llaman a tu puerta, primero con los dedos, como un traqueteo muy ligero, después llega el timbre, después los nudillos. Pero la puerta al final se acaba abriendo, ya sea por voluntad propia o por el miedo que genera el tufillo con olor a muerte dentro de un piso con un cadáver. En ello radica el problema, mucha gente grita entre multitudes que les abran, pero en el piso habita un inquilino que no pertenece a lo que llamamos vivir, a lo que llamamos sentir.
El cambio depende del oído de la persona a la que le llega.
-Said seguía escuchando los pasos por la ciudad.
A unos les llega antes de que se piense en suceder, son los escépticos, sufren por algo que no tiene fundamentos, algo que acaba pasando por su vehemencia y porque no admiten equivocarse.
Algunos lo entienden cuando las señales le dicen que está ahí, que mire. Y mira. Éstos son los anticipados
Otros lo sienten un poco antes, se dejan llevar por los consejos de los "anticipados", éstos serían los adelantados.
Hay un grupo, mayoritario, que lo descubre un instante antes de que el camión les pase brutalmente por encima, suelen intentar encauzar las cosas, pero siempre mueren atropellados, antes o después. Éstos son los atropellados.
Y por último, están los que se dan cuenta cuando llegan a casa. Los relajados
-El joven llevaba una gabardina, su fajin azul destellaba cuando la cobertura de su cuerpo le dejaba hacerlo. Sabía que alguien le estaba siguiendo
En todos los casos ésos sujetos saben que pasa "algo", que hay "algo" cambiando, que "algo" va a desgraciar su paz, que "algo" va a alterar su existencia de un momento a otro
Otra diferencia es la resistencia al cambio
Hay quienes resisten de forma vehemente, hay quienes se dejan llevar, luego estamos los indiferentes, los que nos aferramos a que todo pasa por algo, que no por "algo".
-Esta vez nadie podía llamarle loco, escuchó perfectamente como amartillaban el percutor de un arma. Debía ser una pistola, posiblemente de esas automáticas de las películas
También hay una diferencia notoria en cómo se percibe el cambio, aquellos que lo perciben como algo negativo, se acaban recuperando pronto, luego los que lo toman como algo positivo, ésos son gilipollas, acaban sufriendo bien y pronto. Luego estamos los que pasamos.
Supongo que tiene que ver con la concepción de libertad existencial, los que percibimos que vivir conlleva ser libre en esencia, que son nuestras elecciones las que nos atan a nuestros sufrimientos. Que quien obedece no se equivoca, pero es que el ser humano es de por sí un error.
-"¿Quién coño será?"
También hay algo que considerar, y es que nada da más miedo que ser "esclavos" según la teoría no hay nada peor, pero la existencia humana se afana en perder el tiempo en dudas y elecciones, en lugar de ser felices con tomar decisiones. Es parte de la idiosincrasia humana. La estupidez crónica de la postmoderidad
-De pronto se escucharon 8 disparos, Said pensó que era el fin, que no saldría de ahí, se lanzó al suelo sintiendo el calor de las balas penetrando por su espalda. Sintió que todos los balazos impactaban en su cuerpo firmemente, que no tenían orificio de salida porque se habían aferrado firmemente a sus órganos internos.
Sin embargo, el eco de la calle le engañó, los balazos provenían de una casa, era una celebración, ningún balazo le impactó. Su pulso estaba acelerado, no tenía nada que temer, la vida iba genial, carecía de gente a la que importase lo suficiente como para que quisiera matarlo.
Se levantó, se quito el barro de la gabardina y prosiguió.
-Nada puede pararme
Y le atropelló un camión
A veces los miedos reales son a los que no prestamos atención y disfrutamos de las quimeras de una existencia diáfana.

2 comentarios:

  1. Cuanta razón! Impresionante :)

    PD: te dejo mi URL por si quieres pasarte: www.unmundodeso3adores.blogspot.com

    Un beso!

    ResponderEliminar