sábado, 29 de octubre de 2011

Estrellas, nubes y un colibrí

Levanta los ojos al cielo, por la noche todas las estrellas son iguales, pequeños puntos estáticos que no empezarán a tomar una iniciativa hacia un nimio movimiento.
Ellas son enormes, pueden permitirse ser dolorosamente firmes en sus ideas y no moverse de su posición mientras las miras. Son estrellas no? son preciosas y todo el mundo las admira, pueden permitirse ser estáticas, ser calmadas y caracterizarse por su quietud. La gente las ama y las envidia por no poder estar cerca de ellas, por eso una persona normal no podrá caracterizarse ni medirse por el mismo canon... Alguien cercano, que sea callado, estático y calmado puede ser tachado de aburrido e inmóvil, de obcecarse y de ser un estrecho de miras.
Nunca quise ser estrella, envidio a las nubes. Las nubes son etéreas, están ahí y de pronto desaparecen, no paran de moverse, las ves muy firmes, pero a los veinte minutos formaran una imagen totalmente nueva... eso son las nubes, felices, itinerantes y con ganas verdaderas de conocer el mundo.
Siempre hablo del mito de una tribu mexicana prehispanica, en la que, según el mito cuando tu vida se acaba, es ese fin el que hace que sepas cual será tu vida más allá. A los guerreros y las embarazadas que morían en sus batallas por la vida, tras su muerte les esperaba ser colibrí, un colibrí que fuese acompañando al sol desde el amanecer hasta el ocaso, recorrer con el sol todos los rincones de la tierra, ver a personas de diferentes lugares, de diferentes lugares y cada cual con sus sentimientos de amor, entusiasmo, dolor y desengaño.
Con una vuelta al mundo comprendiendo esos problemas, se podría hacer la canción mas bonita del mundo, pues si hay algo en común es que todos tenemos corazón, más de piedra o más de carne, pero todos lo tenemos y encontrar las 7 diferencias siempre es la opción fácil

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